Había mucha expectación por lo que podría ocurrir en Cantora. Tras la muerte de doña Ana se produjo el ansiado reencuentro que todo el mundo deseaba. Isabel Pantoja volvía a ver a su hijo después de 15 meses de distanciamiento.
Hay muchas incógnitas sobre lo que pudo ocurrir en la casa. En un primer momento Kiko Rivera esperaba encontrarse las puertas cerradas, pero no fue así. Tuvo un recibimiento cordial por parte de su familia.
Isabel Pantoja quiso enterrar el hacha de guerra, y el DJ también puso de su parte para lograr un entendimiento entre ambos. Al parecer, según desvelaron en Viva la vida, lo primero que hizo él nada más llegar a Cantora fue fundirse en un abrazo con su madre.
Trataron de hacerlo de una manera discreta. Optaron por apartarse un poco del resto de personas que había en la vivienda.
Abordaron muy por encima las cuestiones que les han separado. Sabían que no era el día más propicio para tratar este tipo de temas. Tocaba estar más unidos que nunca tras la pérdida de la abuela.
"Estoy aquí porque se ha muerto la yaya", le espetó Kiko Rivera. La emplazó para otro día para resolver todos los asuntos que tienen pendientes. "Tenemos que hablar de muchas cosas, pero ahora no es el momento", dijo.
Isabel Pantoja realizó sus peticiones
Isabel Pantoja también se mostró reivindicativa a su manera. Le trasladó a su hijo que quería "ver más" a sus nietas. "Déjame pasar tiempo con ellas", apuntó.
Para algunos, este encuentro puede suponer el fin de una guerra entre madre e hijo. Pero tampoco puede darse por concluida una batalla que les ha llevado a los tribunales. Para otros se trata de una simple tregua con motivo de la muerte de doña Ana.
Con el paso de los días comprobaremos hacía donde se dirige la relación entre ambos. Hay muchos asuntos por resolver, y las dos partes tendrán que ceder bastante para que haya un entendimiento.
En un primer momento Kiko se sorprendió con el aspecto de la tonadillera, afirmó Diego Arrabal. La vio muy desmejorada. "Había oído que su madre había adelgazado mucho, pero no esperaba un cambio así".
Fueron 15 meses alejados, y casi toda la información que tenía de ella era a través de los medios de comunicación. En Cantora han tratado de ser muy discretos sobre su situación. No querían que se difundiera ninguna noticia sobre su estado físico.
Las palabras del colaborador de televisión fueron confirmadas por Laura Cuevas, quien vivió 24 años en la finca junto a sus padres. Explicó que "Isabel va siempre en chándal y él lo sabe. Pero el estado en el que la vio, le chocó bastante".
Fue tal la impresión que se llevó el DJ que incluso contactó con una amiga de la Pantoja "para pedirle ayuda". Hará todo lo posible para que su madre remonte el vuelo y mejore su estado. El conflicto familiar y los problemas económicos le han pasado mucha factura.
Fueron meses de mucha angustia y tensión. Además de la polémica con su hijo, también tuvo que lidiar con el delicado estado de su madre, que acabaría muriendo hace unos días.
Isabel Pantoja y Kiko Rivera sí que coincidieron en un asunto. Ninguno de los dos era partidario de que Anabel celebrara su boda con Omar Sánchez en La Graciosa. Habían transcurrido muy pocas horas desde que falleciera la matriarca y creían que no era el mejor momento para realizar celebraciones.
Kiko tenía previsto acudir en un primer momento, pero en vista de eso, decidió suspender sus planes y volver para casa. La que no faltó a la fiesta fue su hermana Isa Pi, que disfrutó a lo grande de la velada.