Kiko Matamoros volvía este lunes a Sálvame después de varias semanas de vacaciones. Lo hacía con gesto serio y cara de pocos amigos. Visiblemente molesto quiso aclarar que no estaba de acuerdo con varios detalles del espacio.
Desde la dirección del programa se le dejó bien claro que tenía las puertas para marcharse cuando quisiera. Eso le hizo explotar. A partir de ahí empezó a soltar todo lo que le había parecido mal en los últimos tiempos.
Kiko Matamoros hizo mención al despido en directo de Antonio Canales o al tratamiento de la docuserie de Rocío Carrasco. Este lunes era Kiko el encargado de presentar el programa, y desde el primer momento trató de que el colaborador hablara claro.
Matamoros tenía su discurso preparado, y en ningún momento se cortó. "No sé si puede hablar con libertad, pero el despido de Canales me pareció la forma más fea de humillar a un profesional", dijo. Explicó que había coincidido con él esa mañana y "no me he sentido orgulloso de trabajar en este programa viendo como se hicieron las cosas".
Por primera vez un compañero se encargaba de defender en público al bailaor. "Lo siento mucho porque sé que son decisiones que a veces se toman en aras del espectáculo", continuó Kiko Matamoros. Sin embargo, considera que "un profesional, bueno o malo o regular, se merece todo el respeto".
Señaló que "a veces hemos jugado a eso, pero sabíamos a lo que estábamos jugando". Mostraba así su malestar con Sálvame, pero también con Canales por su reacción. "No me ha gustado nada, aunque tampoco lo que ha dicho él sobre el programa", añadió.
El presentador confirmó que los datos de audiencia habían sufrido un importante bajón, pero que podría tratarse de una mala racha. En cualquier caso, Matamoros le interrumpió para profundizar un poco más en su idea. "Es innegable que los números del programa no son los mejores, pero el origen no lo sitúo donde él", apuntó.
Entiende que el motivo de esta caída de espectadores es otro. "El problema no es lo que ha contado Rocío Carrasco, sino como se ha tratado aquí", advirtió. Considera que mucha gente "nos ha dado la espalda por cómo lo hemos abordado".
Kiko Matamoros, el más sincero
A diferencia del resto de colaboradores, Kiko Matamoros ha tratado de ir con la verdad por delante. Cree que "nos hemos equivocado mucho, todos. Han faltado muchas pelotas, y han sobrado pelotas también".
Y se acordó de una situación vivida en el plató hace unas semanas. "El día que se sacó del plató a Antonio Montero, nos teníamos que haber ido todos. Cuando hablas de determinados temas, a partir de ahí hay una estigmatización, y eso es algo antidemocrático", explicó.
El colaborador fue invitado a irse del programa por ofrecer una opinión que no había agradado a Carlota Corredera. Kiko contó que "aquel día estaba fuera y no me enteré muy bien. Cuando volví al plató me lo contaron y pensé que teníamos que haber parado aquello".
A su modo de entender, por "una opinión no se puede echar a nadie, vejarlo o atropellarlo. No hay necesidad de ello". Incluso confirmó que no tenía inconveniente en tratar el asunto con la presentadora gallega "o con quien sea".
Kiko Matamoros también mostró su malestar con la decisión de invitar a Makoke a La última cena. "Entiendo profesionalmente que se la traiga, pero en lo personal me duele", aclaró.
Aseguró que él no había participado en este espacio por "un tema económico, presupuestario, y no sé lo que habrá costado traerla. Supongo que no mucho, pero tampoco sé lo que aporta al margen de este momento".
Fue muy crítico con la productora de los dos programas. "He considerado durante mucho tiempo que esta era mi casa. Y pensaba que no se iban a compensar determinadas actuaciones", afirmó.