Irene Rosales optó el pasado mes de julio desvincularse de Viva la vida. El programa de Telecinco era una de las grandes fuentes de ingreso de la familia. Pese al cariño de los compañeros, la esposa de Kiko Rivera no estaba del todo cómoda, se encontraba demasiado expuesta.
Cada semana tenía que abordar los asuntos que afectaban al clan Pantoja, algo que no le resultaba nada agradable. Y también tenía que desplazarse a Madrid todos los fines de semana para estar presente en el plató.
Irene Rosales tenía claro que no le gustaba el tipo de vida que llevaba. Además, se veía alejada de sus hijas, con los que no podía pasar los días festivos. En vista de esto se decantó por echarse a un lado.
Dejaba de colaborar en televisión, pero seguía teniendo ingresos. Aunque estos procedieran de otro lugar. En concreto de las marcas que la patrocinaban en las redes sociales.
Por eso sorprende mucho que haya dejado de tener presencia en estas plataformas, donde se desenvolvía con bastante facilidad. Y también le sacaba un gran rendimiento económico.
Las redes sociales de Irene Rosales llevan un tiempo paradas. Desde hace cinco semanas no comparte nada con sus seguidores en el muro de Instagram. Sin rastro de ella, ni de su vida profesional ni personal.
Es como si las firmas interesadas en patrocinarla se hubieran esfumado, ya no quisieran contar con ella. Hay que decir, que de vez en cuando comparte algunos stories, pero no obstante, su actividad se ha visto reducida.
Ya había advertido a sus seguidores en su momento cuáles eran sus planes. Tenía previsto centrarse durante un tiempo en el regreso de sus hijas al colegio. También tuvo que hacer frente a una mudanza.
Pero el tiempo ha transcurrido y no ha habido noticias de ella. Empieza a surgir cierta impaciencia entre sus fans.
Las redes sociales servían de desahogo a Irene Rosales. No tenía inconveniente en compartir detalles de su vida personal. Lo mismo aparecía feliz y contenta, que confesaba sus problemas ante sus seguidores.
Sin embargo, ahora prefiere guardar silencio. Tanto en estas plataformas como en la televisión. La última vez que se le vio fue hace unos días en las celebraciones previas a la boda de Anabel.
El fallecimiento de la abuela de Kiko les hizo cambiar de planes sobre la marcha. Tras enterarse de esta triste noticia, decidió hacer las maletas y abandonar La Graciosa junto a sus dos niñas. Sabía que su marido tampoco estaba dispuesto a regresar a Canarias porque entendía que no había nada que festejar.
Irene Rosales, siempre pensando en su marido
En estos momentos trata de arropar al DJ como ha hecho siempre. Irene Rosales es consciente de que estaba muy unido a su abuela, y su pérdida le ha supuesto un duro golpe.
Después de plantar a Anabel en la celebración ha confirmado que no se arrepiente de la decisión tomada. Lo que le preocupaba en ese instante era que Kiko estuviera bien. Y tanto la cabeza como el corazón de Kiko estaban en otro lugar, en Cantora.
Hasta allí se desplazó su marido para darle el último adiós a la matriarca del clan Pantoja. Tuvo la oportunidad de reencontrarse con su madre, con la que llevaba más de 15 meses sin hablarse.
Hubo una pequeña tregua entre ellos, pero posiblemente se trate de un paso muy importante para sellar la paz definitiva. En todo este proceso, Irene Rosales ha desempeñado un papel esencial desde la sombra.
Ella se ha encargado de asesorar a Kiko e incluso en un primer momento le animó a la reconciliación. Pero siempre ha dejado al DJ que tuviera la última palabra, que fuera él el que decidiera. En cualquier caso, sus consejos siempre se han tenido muy en cuenta.