España lleva horas consternada por la aparición del cuerpo sin vida de Olivia, de seis años. Ella y su hermana Anna, un bebé de un año, desaparecieron el 27 de abril en Tenerife. Su padre se las llevó, y desde entonces las han buscado sin descanso.
La esperanza de encontrarlas con vida se desvaneció ayer. La aparición del cadáver de la hermana mayor confirmaba los peores presagios. Su padre, Tomás Gimeno, las mató y las hundió en el fondo del mar dentro de bolsas de plástico.
El buque oceanográfico Ángeles Alvariño sigue buscando a Anna y al padre. Anna y Olivia pasan a formar parte ya de la lista negra de crímenes de menores en España. Casos que siguen en la memoria colectiva de todo un país, teñidos de dolor.
Anna y Olivia, un triste final
Anna y Olivia tenían uno y seis años cuando su padre, Tomás Gimeno, se las llevó el 27 de abril de 2021. Tomás era un hombre atormentado e impulsivo. Estaba celoso de la pareja de su ex, un hombre mayor, y tomó una trágica decisión.
Los investigadores creen que sedó a las niñas con calmantes y las asfixió. Luego las metió en bolsas tipo petates, las cargó en su lancha y las hundió en el fondo del mar. Aún no está confirmado, pero creen que luego se mató él también.
Antes de desaparecer mandó un mensaje a su ex: «No volverás a verlas con vida». La búsqueda de Anna y Olivia ha sido la más exhaustiva que se recuerda en España.
Las niñas de Alcàsser: un antes y un después
Miriam (14), Toñi (15) y Desirée (14) desaparecieron la noche del 13 de noviembre de 1992. Se dirigían haciendo autostop a la discoteca Coolors de Picassent (Valencia), donde había una fiesta del instituto. Fueron recogidas por el coche de Antonio Anglés y Miguel Ricart.
Una vez llegados a la discoteca pasaron de largo y fueron hacia La Romana, una casa abandonada en el monte. Las jóvenes fueron violadas y torturadas hasta el amanecer. Luego cavaron una tumba, y las ejecutaron con tres tiros.
Los cadáveres aparecieron el 27 de enero de 1993. Empezó entonces el caso más mediático de la crónica negra española. Errores en la instrucción, teorías de la conspiración y la desaparición de Antonio Anglés marcarono un caso que sigue sin reslver.
José y Ruth: El caso José Bretón
El 8 de octubre de 2011, José Bretón secuestró y quemó a sus hijos en la finca familiar de Las Quemadillas (Córdoba). Un mes antes, su mujer Ruth Ortiz le había pedido el divorcio. Planeó su venganza, y ejecutó a sus hijos Ruth (6) y José (2) a sangre fría.
José Bretón se llevó a sus hijos de Huelva a Córdoba para pasar el fin de semana con ellos. Según la sentencia, durmió a sus hijos con tranquilizantes y los quemó en una hoguera en el patio de la finca. Luego intentó simular su desaparición.
La frialdad de su plan dejó al descubierto una personalidad psicopática. Cumple una condena de 25 años. Su caso pasó a formar parte de los crímenes más célebres de la crónica negra española.
Mari Luz Cortés: un monstruo y un padre coraje
Mari Luz Cortés tenía cinco años y vivía en Huelva con sus padres. El 13 de enero de 2008 salió de casa para comprar chucherías en un quiosco cercano. Al volver, Santiago del Valle la atrae hasta su portal con un oso de peluche.
Intentó abusar de la niña, pero esta opuso resistencia. El hombre la asfixió y la golpeó varias veces en la cabeza. Aún con vida, la trasladó dentro de un carrito a una zona de marismas y la dejó en el agua, donde murió minutos después.
Santiago del Valle ya tenía una condena por abuso infantil. El caso desató la ira de la sociedad española. El padre de la niña, Juan José Cortés, inició una larga batalla política y judicial para aplicar la cadena perpetua en España.
El caso no cerrado de Marta del Castillo
Marta del Castillo, una chica de 17 años, desapareció el 24 de enero de 2009 en Sevilla. Tras una compleja investigación, la policía detuvo a su novio, Miguel Carcaño, y a otras cinco personas. Miguel acabó confesando el crimen.
El caso Marta del Castillo se ha convertido en uno de los más célebres en España. Doce años después de su muerte, sus asesinos siguen sin revelar el paradero de su cuerpo. Esto ha supuesto un gran dolor para la familia de Marta.
La familia de Marta, encabezada por su padre Antonio, consiguió recientemente volver a reabrir el caso con nuevas pistas.
El niño Gabriel, ‘El Pescadito’
Gabriel Cruz, un niño de 8 años, desapareció la tarde del 27 de febrero de 2018 en Las Hortichuelas (Almería). La investigación policial consiguió revelar la terrible verdad. Su madrastra, Ana Julia Quezada, lo había matado por celos.
La policía sospechaba de Ana Julia y le tendió una trampa haciéndole creer que sabían dónde estaba el cuerpo. La mujer fue a desenterrarlo, y los agentes la detuvieron con el cadáver en el maletero. Ahora cumple pena de prisión permanente revisable.
Gabriel era un niño muy querido en su entorno y todos le llamaban El Pescadito. Fue un caso muy mediático por la frialdad de la asesina después del crimen. Ana Julia estuvo participando de forma activa en las tareas de búsqueda.
Caso Asunta: la frialdad de los padres
Asunta Basterra era una niña de origen chino adoptada en La Coruña (Galicia) por Rosario Porto y Alfonso Basterra. Este matrimonio acomodado atravesaba por varios problemas. Asunta desapareció el 21 de septiembre de 2013, a la edad de 12 años.
Los padres la sedaron, la asfixiaron y la dejaron en el margen de un camino en una pista forestal. No tardaron en descubrir su cuerpo. Además, Rosario y Alfonso dejaron muchas pistas que condujo a su detención y encarcelamiento.
Nunca se ha revelado el motivo exacto por el que mataron a su hija, una niña brillante con un coeficiente intelectual muy alto. Los padres fueron condenados a 18 años de cárcel. Rosario Porto se quitó la vida en la cárcel el 18 de noviembre de 2020.
Yeremi Vargas, el niño que nunca apareció
Yeremi Vargas tenía 7 años cuando desapareció en Vecindario (Gran Canaria) el 10 de marzo de 2007. Se le perdió la pista a plena luz del día, mientras jugaba en un descampado cerca de la vivienda familiar. Su cuerpo sigue sin aparecer a día de hoy.
El único detenido por el caso es Antonio Ojeda Bordón, conocido como Juan el Rubio. Se le considera sospechoso del secuestro y asesinato del menor. Pero el crimen sigue lleno de incógnitas, y la familia lucha para poder reabrirlo con nuevas pruebas.
Sonia Carabantes, dos crímenes en uno
Sonia Carabantes desapareció en Coín (Málaga) el 14 de agosto de 2003, cuando tenía 17 años. Su cuerpo apareció una semana después al margen de un camino. Había sido violada y asesinada, pero su crimen ayudó a destapar un asesino en serio.
El 9 de octubre de 1999 había desapareció Rocío Wanninkhof, una joven de 19 años, que también apareció muerta poco después. La investigación estuvo llena de errores y llevó a la cárcel por error a Dolores Vázquez, ex pareja de la madre de Rocío.
En la escena del crimen de Sonia encontraron el mismo ADN que en la escena del crimen de Rocío. Pertenecía a Alexander King, un asesino en serie británico. Fue detenido y encarcelado. Dolores Vázquez fue sometida a escarnio público, a pesar de ser inocente.
Laia, un crimen macabro
El 4 de junio de 2018, Juan Francisco asesinó sin piedad a Laia, una niña de 13 años, en Vilanova y la Geltrú. La menor había pasado la tarde en casa de sus abuelos, en el segundo piso. Juan Francisco estaba solo en casa de sus padres, en el primer piso.
La niña bajó las escaleras porque su padre la esperaba en el coche, frente al portal. Pero en el primer piso, Juan Francisco la entró en el portal a la fuerza. La violó y la asesinó asfixiándola y clavándole un cuchillo de cocina.
El padre de la niña, con otros familiares y la policía buscaron a la niña. Tenían claro que no había salido del edificio, y al llamar al vecino del primero sospecharon de Juan Francisco. Al entrar, encontraron el cadáver de la niña.
El asesino intentó eludir la cárcel diciendo que estaba bajo los efectos de las drogas. Pero el 8 de junio de 2021, fue condenado a prisión permanente revisable.