Letizia está dispuesta a abrirle las puertas de Zarzuela de nuevo a la infanta Cristina. Después de que anunciara su separación de Iñaki Urdangarin, parece ser que todo serán facilidades para que vuelva a reintegrarse en la familia real.
Las imágenes el exduque de Palma en compañía de otra mujer han servido para confirmar lo que muchos pensaban de él. Sobre todo entre algunos miembros de la Corona. Es el caso del rey Juan Carlos.
Nada más enterarse de la infidelidad, el suegro de Letizia estalló. "¡Pero qué hijo de put*! A este tío ni un duro", aseguró el emérito. Así lo confirma en su blog de la revista LecturasPilar Eyre.
No tiene previsto darle una ayuda económica. Quiere que se mantenga con el salario que recibe por su trabajo en el despacho de abogados de Vitoria, en donde gana unos mil euros.
La periodista relató cómo fue el encuentro entre padre e hija hace unos días en Abu Dabi. Se fundieron en un fuerte abrazo y "no hubo lugar para los reproches ni los ya te lo dije". Juan Carlos mostró su preocupación por el futuro de sus nietos, a los que quiere dejar arreglado "el tema económico".
También tiene interés en conocer los movimientos que pueda realizar Urdangarin durante los próximos tiempos. Se baraja la opción de que pueda "escribir sus memorias". Al menos ya tendría sobre la mesa una jugosa oferta que ascendería hasta el medio millón de euros.
El emérito está desencantado con la actitud de su yerno. No le gustó "la forma en que estaba redactado el comunicado", pero tampoco el papel que está desempeñando su abogado en esta historia. Ya participó en "varios programas restando importancia a la infidelidad de Iñaki" y dejando entrever que volverían a estar juntos.
Esto es algo que no está dispuesta a admitir Letizia. No acepta bajo ningún concepto que haya una reconciliación entre Cristina y su esposo. De ser así, se le retiraría la propuesta de reincorporarse a la familia.
La infanta sigue llevando el anillo de casada, como si nada hubiera ocurrido. El emérito ya le ha trasladado su intención de seguir pagándole la educación a sus hijos. "Han crecido en una escuela muy dura y han afrontado la separación con templanza", señala Eyre.
Destaca el papel desempeñado durante las últimas semanas por Pablo, uno de los cuatro chicos del matrimonio. Se muestra con mucha sangre fría, manteniendo la calma ante las preguntas de los periodistas. Pero sus palabras no esconden precisamente mucha credibilidad.
Señala que miente cuando dice a la prensa que espera que sus padres lo visiten. Sabe que eso no será así, pero de alguna manera trata de desviar la atención con bastante destreza. También dejó entrever en alguna ocasión que "lo más lógico" es que volvieran a juntarse.
Letizia no quiere saber nada de sus sobrinos
A Letizia no parece preocuparle en exceso el futuro de los hijos de Cristina. Principalmente porque ya tienen encarrilada su vida.
Pablo, el más conocido por todos, es jugador de balonmano en el Barcelona. En Ginebra reside con su madre la pequeña Irene, que ya cuenta con 16 años. Por su parte, Miguel estudia en Londres y mantiene bastante trato con su padre.
El que más preocupa es Juan, que reside en Madrid. "No se sabe muy bien a qué se dedica ni qué vida hace", recoge la revista. Lo que es evidente es que no mantiene ningún tipo de relación con su familia materna.
Letizia quiere evitarse problemas. Por eso, cuanto más lejos tenga a ciertas personas de su entorno, mejor para ella y para la institución. Ya se pudo comprobar también con la conocida Carla Vigo, de la que no quiere saber nada.