Paloma Cuevas solo le habría impuesto una condición a Enrique Ponce para firmar el divorcio. Como recoge el portal Jaleos, el acuerdo incluiría una cláusula en donde le reclama una menor exposición mediática. Desde entonces, tanto el torero como su chica apenas se han dejado ver en las redes sociales.
La pareja trata de llevar una vida lo más sencilla posible, alejada del foco mediático. De vez en cuando, Ana Soria realiza algún tipo de encuentro con sus amigas, con las que sigue manteniendo una gran relación. Procura que todo siga igual que antes de hacerse famosa.
Tras varios meses desaparecidos de las redes, Paloma Cuevas ha comprobado como la joven reaparecía en estas plataformas. Aprovechó la reunión con estas cuatro personas de su confianza para inmortalizar el momento. Para algunos, lo más sorprendente de todo es la ausencia de Enrique Ponce, que casi siempre suele acompañarla a todos los sitios.
Ana Soria aprovechó el día para comer con ellas en uno de los mejores restaurantes de Almería, señala la revista Semana. Tuvieron la oportunidad de disfrutar de una comida deliciosa y de unas vistas de lujo. La mesa escogida estaba prácticamente en primera línea de playa.
El local escogido por el grupo era Casa Pepe San José, donde pudieron deleitarse con un arroz mediterráneo. Nada ha hecho cambiar a la joven en este tiempo. Todo apuntaba a que podría cambiar de amistades después de empezar a salir con él, pero no ha sido así.
Continúa quedando con su círculo más próximo siempre que puede. Aprovechan esos encuentros para ponerse al día y desconectar de las preocupaciones.
Durante los últimos meses, Paloma Cuevas ha visto como los medios hablaban de una posible crisis entre el torero y su novia. Pero el tiempo ha demostrado que la relación marcha viento en popa. Están más felices que nunca, alejados de la prensa del corazón.
Llevan una vida muy relajada en Almería, la tierra de donde es originaria ella. No obstante, eso no es motivo para que no tengan que soportar una serie de preocupaciones. En el caso del diestro, en las últimas semanas han salido a relucir detalles sobre su situación económica.
Consciente de que debe sanear sus cuentas, se ha visto obligado a poner en alquiler la finca Cetrina para la celebración de bodas. El precio por cada día de uso se eleva hasta los 5 000 euros, una cifra al alcance de unos pocos.
Tanto Ana Soria como Enrique Ponce han sabido adaptarse a la perfección a las circunstancias. No se permiten grandes caprichos, aunque llevan una vida acomodada. Se podría decir que apuestan más bien por hacer una vida muy casera.
Él ha encajado de maravilla con su familia política, sobre todo con su suegro. Mantienen una relación muy especial, como si se conocieran de toda la vida.
Paloma Cuevas, preocupada por sus hijas
Paloma Cuevas, por su parte, lleva con total normalidad su nueva situación. Como si no le hubiera afectado en ningún momento la ruptura matrimonial. Desde el primer día trató de ponerle las cosas sencillas al que fuera su marido, Enrique Ponce.
Lo único que le solicitó para firmar el divorcio fue un contrato de confidencialidad, donde se garantizara la privacidad de todos. Lo hizo sobre todo pensando en las hijas del matrimonio, que no tienen intención de ser expuestas.
En dicho documento también se recoge que no habrá posibilidad de realizar exclusivas por ninguna de las tres partes, según Jaleos. Eso implicará no hacer declaraciones a ningún medio, pero tampoco aparecer en redes sociales.
Paloma Cuevas, como suele ser habitual en ella, apuesta por la discreción. Siempre le ha funcionado bien esa forma de pensar y así seguirá.