La reina Letizia ha cumplido 50 años esta semana. Su vida, como la de cualquier ciudadano de a pie, ha tenido altos y bajos. Su marido ha jugado un gran papel en esos momentos complicados, especialmente en el que marcó un antes y un después para su esposa.
El momento más duro de Letizia
Inevitablemente la vida tiene sorpresas para todos, unas más agradables que otras. Para doña Letizia el 7 de febrero de 2007 es una fecha que jamás logrará olvidar. Ese día se fue una de las personas más importantes de su existencia, su hermana Érika.
La joven apareció sin vida en su casa de Madrid, el piso que años atrás había comprado doña Letizia con sus primeros ahorros. Tras la ruptura de su hermana con Antonio Vigo, la actual Reina de España se lo cedió para que viviera con su hija Carla.
Desafortunadamente, la cruel realidad corrió como la pólvora: la muerte de Érika había sido fruto de un suicidio. Esto dejó a doña Letizia todavía más hundida. Y es que seguro que se ha preguntado mil veces si podría haber evitado ese fatal desenlace para su hermana menor.
Humana y vulnerable
Durante el funeral de Érika, la mujer de Felipe VI se mostró de lo más compungida. El mundo pudo empatizar con ese dolor que tenía clavado en las entrañas. Su hermana era uno de los pilares básicos de su existencia y tenía que despedirse de ella para siempre.
A sus poco más de 30 años había decidido ponerle fin a su sufrimiento y quitarse la vida, algo que no es fácil de aceptar para nadie. El caso de la mujer de Felipe VI no iba a ser una excepción.
Su hermana pequeña dejaba a una niña de 6 años, Carla, con quien la relación en la actualidad parece no ser nada fluida. A Letizia, embarazada de su segunda hija, le rompía el corazón que su sobrina tuviera que crecer sin su madre.
Pocas veces más doña Letizia ha mostrado ese lado tan humano y vulnerable. Y es que trata de mantener siempre la compostura cueste lo que cueste, incluso cuando las situaciones no pueden ser más insostenibles.
Corren tiempos difíciles para la Reina
Los últimos años para la mujer de Felipe VI han sido complicados. Los sonados escándalos de su suegro han empañado en numerosas ocasiones la esencia de la Casa Real. Ambos mantenían una relación cordial, pero Juan Carlos I no escondía cierto desapego por su nuera.
Por parte de los Ortiz también ha tenido que hacer frente a más de una polémica. Un primo de doña Letizia, David Rocasolano, publicó en 2013 un libro, Adiós, princesa, en el que no hacía un retrato nada favorable sobre ella.
Su tía paterna, Henar Ortiz, también le ha dado más de un quebradero de cabeza. Esta se ha proclamado abiertamente republicana y no ha disimulado el claro distanciamiento con su sobrina.
A pesar de ello, Letizia ha sabido siempre salir del paso y dejar de lado lo que no le interesa. Y es que la esposa del Rey de España ha tratado de mantenerse siempre en su sitio y hacer caso omiso a quienes quieren perjudicarle. De hecho, todo aquel que se ha atrevido a sobrepasar la línea roja ha quedado fuera de su círculo de confianza.