Los que conocen a los hijos de la infanta aseguran que Juan Urdangarin es el más sensible de todos. Atravesó por una situación muy delicada cuando su padre ingresó en prisión. Aquello le acabó marcando de por vida.
Las últimas fotos de su padre de la mano de Ainhoa Armentia le han hecho mucho daño. Pero recientemente ha comprobado como la situación daba un giro radical en sus vidas. Iñaki reaparecía para mostrar su arrepentimiento y admitir que había cometido un "grave error", recoge Vanitatis.
Así se lo ha hecho saber a Juan, al resto de sus hijos, y a la infanta. En estos momentos, lo único que se le pasa por la cabeza es regresar a su lado. Para ello está dispuesto a pedir perdón.
Confesó a su círculo más cercano que se siente "avergonzado" por lo que hizo. No está orgulloso de ello, por lo que ahora todos sus esfuerzos se centran en conseguir la reconciliación.
Cuando se enteró de la existencia de las conocidas fotografías reaccionó de inmediato. "Qué tonto", admitía a algunos de sus amigos. Con algunos de ellos tiene una gran confianza desde hace años, pero en esta ocasión le cuesta mucho soltar prenda sobre la infidelidad.
No está nada cómodo hablando del tema. Principalmente porque se ha dado cuenta de que ha actuado mal y de las consecuencias que puede tener su comportamiento, afirman algunos de sus allegados a dicho medio.
Nada más salir las fotografías decidió poner el punto y final a su relación con Ainhoa. Se trató de algo pasajero, que empezó como una simple amistad que fue incapaz de frenar. Ambos lo ven ahora como un error que nunca debió suceder.
Juan Urdangarin y el resto de sus hermanos han tratado de ser muy comprensivos con su padre. Saben que no está atravesando por su mejor momento. Creen que tras su salida de la cárcel se mantuvo un cierto distanciamiento en el matrimonio.
Él tuvo que quedarse en España por motivos jurídicos mientras que Cristina continuaba con su vida en Ginebra. Habían puesto muchas esperanzas en la nueva etapa que iban a comenzar una vez que saliera de prisión. Pensaban que se recuperaría la normalidad en muy poco tiempo, pero no fue así.
Iñaki tuvo que hacer frente a un encierro en una prisión de mujeres, sin contacto con nadie. Luego tuvo que hacer frente también al confinamiento de la pandemia. Por lo que la sensación de soledad se multiplicó con el paso de los días.
Nada más conseguir el tercer grado se marchó a Vitoria, donde encontró acomodo al lado de los suyos, de su madre y hermanos. También encontraría un empleo en el despacho de abogados en el que conoció a su chica. Pero no todo era tan bonito como pensaba.
Juan Urdangarin se perdió muchos momentos con su padre
El tiempo que permaneció en prisión le sirvió para darse cuenta de muchas cosas. Se trataba de un padre alejado de Juan Urdangarin y del resto de hijos, posiblemente en los mejores años de sus vidas. También apreciaba como su esposa se hundía por su culpa.
Durante su encierro se obsesionó con el ejercicio. Era la única manera de mantener la cabeza en su sitio y de pasar el tiempo. Tenía que permanecer alejado del resto de reclusos para no ser objeto de burlas.
Al salir de allí se le planteó un escenario con el que no contaba. Viviendo con su madre y siendo dependiente de su familia. Precisó de una ayuda para conseguir un empleo y un humilde salario.
Juan Urdangarin quiere que vuelvan a ser todos una piña, como lo fueron en el pasado. Ahora, Iñaki ha reflexionado y tiene claro dónde debe estar su sitio, que es al lado de los suyos y de Cristina.