Irene Urdangarin, la hija más joven de Iñaki Urdangarin y de Cristina, ha sido posiblemente la que peor ha encajado la separación de sus padres. Es la única que convive con la infanta en Ginebra, y siempre ha tratado de estar muy unida a los dos. Recibió con mucha amargura la decisión del exduque de Palma de poner el punto y final al matrimonio.
Después de la publicación de las fotos del exjugador de balonmano con su nueva novia, Ainhoa Armentia, todo hacía indicar que iban muy en serio. Sin embargo, la felicidad se ha transformado en desencanto. La historia de amor no era tan bonita como esperaban los protagonistas.
En los últimos días la relación entre ellos ha cambiado de manera radical. Irene Urdangarin, desde la distancia, procura permanecer al tanto sobre las últimas novedades de la pareja. Parece que todo sigue igual entre ellos, pero en realidad no es así.
Antes era habitual que Ainhoa se reuniera con Iñaki fuera del trabajo Sus encuentros eran muy frecuentes y no hacía falta que se escondieran. Ahora mismo, resulta prácticamente imposible que puedan quedar.
Urdangarin y su nueva pareja, muy distanciados
La persecución de los fotógrafos y periodistas les impide verse en la calle. Y es que cuando decidieron dar el paso de formalizar su relación no contaban con la presión mediática que les caería encima. Eso les habría llevado a replantearse su romance.
Sin embargo, ha habido un motivo esencial que puede explicar este distanciamiento entre estos compañeros de trabajo. Y es que algunos medios advierten que el exduque se habría desengañado. Tiene la impresión de que su chica le ha traicionado.
Al parecer, detrás de la venta de esas imágenes a una revista estaría la propia Ainhoa. Lo hizo a espaldas del padre de Irene Urdangarin con el propósito de hacer pública la relación. De alguna manera, quería empujarle a él a tomar una decisión y a dejar de forma definitiva a su esposa.
Y lo ha conseguido, pero a medias. El deportista ya está tramitando la separación, aunque por el camino se ha dado cuenta de muchos detalles. Necesita tener a su lado a gente discreta, que no destape sus romances a la mínima.
Buena prueba de ello es que el pasado fin de semana tampoco se vieron las caras. Según publica Informalia, él estuvo en todo momento acompañado por su familia. El viernes salió antes de la hora del trabajo para acudir al notario y realizar algo de ejercicio.
El resto del tiempo estuvo en Vitoria, en donde se le pudo ver con sus hermanos. Ellos están siendo sus grandes apoyos en estos instantes. El padre de Irene Urdangarin es un hombre de familia y recurre a ella cuando lo necesita.
Por su parte, ella lo pasó "con la familia y con unas amigas", explican en este medio. Por ahora, los encuentros de la pareja únicamente se producen en el despacho, y ante la atenta mirada de los compañeros.
Irene Urdangarin, pendiente del futuro de su padre
Irene Urdangarin está muy pendiente de su padre. Está previsto que dentro de muy poco reciba la libertad condicional. Las fechas que suenan con más fuerza son mediados de febrero o principios de abril.
Todo esto le puede condicionar mucho a la hora de rehacer su vida al lado de Ainhoa. Y es que una vez que ocurra esto tendrá la posibilidad de mudarse a cualquier lugar de España o del extranjero. Algunos creen que se le podrían abrir de nuevo las puertas de su casa de Suiza.
Como es lógico, en caso de marcharse a otro lugar, su romance con la vitoriana correría bastante peligro. Su compañera de trabajo se siente demasiado abrumada por la presión mediática. Es tal la situación, que ha tenido que irse a otra casa, dejando a su marido y a sus hijos en el piso que compartían en el centro de la ciudad.
En vista de esto, Irene Urdangarin no pierde la esperanza y confía en que sus padres vuelvan a estar juntos dentro de poco. Sobre todo si el exjugador de balonmano decide retornar a Ginebra.