La relación del rey Felipe con su padre es inexistente. Según confesó el propio Juan Carlos, "está rota". En los últimos años ha cambiado mucho la situación entre ellos, sobre todo tras las polémicas provocadas por el emérito.
Personas cercanas a él aseguran que "antes se refería a don Felipe como el Rey, pero ahora habla de 'mi hijo'. Consideran que es una manera de despreciarlo, de restarle importancia.
Estos testimonios verán la luz en muy poco tiempo. Será en un libro sobre el propio Juan Carlos que se ha encargado de escribir la periodista Laurence Debray. Repasará su vida y los últimos meses alejado de su entorno más próximo.
La escritora ha mantenido varios encuentros con el marido de Sofía durante los últimos tiempos en Abu Dabi. Sus sensaciones y sentimientos aparecen recogidos en esas charlas a partir del 6 de octubre. De momento, París Match ha adelantado algunas partes del libro, generando bastante controversia.
En cualquier caso, ya ha habido algunas confusiones que han obligado al emérito a rectificar. Según el semanario, el rey Felipe no felicitó a su padre por su último cumpleaños, algo que negó el propio Juan Carlos en El Mundo. Lo consideró "una mala interpretación".
En la edición de este jueves, el semanario recoge algunas informaciones de interés para la Familia Real. Entre otras cosas desvela los planes de futuro del que fuera inquilino de Zarzuela. Cuando se le pregunta cuando regresará a España asegura que no lo sabe, pero "algunos estarán muy contentos de que me marchara".
El padre de Felipe ofrece demasiados detalles
Sin querer aclarar a quién se refería, también explica los motivos que le llevaron a hacer las maletas y mudarse a otro país. "Afrontaba muchas presiones", cuenta. En un principio su intención era exiliarse en Portugal, pero le recomendaron que descartara esa posibilidad al encontrarse demasiado cerca.
Entiende que en Abu Dabi resulta "menos molesto a la Corona". En cualquier caso, tampoco se queja de la vida que lleva en tierras árabes, donde cuenta con "buenos amigos". Allí reside en una moderna mansión, confortable, pero un tanto fría.
Se localiza en una de las islas artificiales del país, cuenta la periodista. El rey emérito aparece en la portada de la revista con muy buen aspecto, lo que denota que trata de cuidarse al máximo.
La biógrafa da varios detalles de cómo es el día a día del emérito. Cuenta con cuatro guardaespaldas y le asiste una pareja de filipinos, que se ocupan de las tareas de hogar. Con bastante frecuencia recibe la visita de su amigo, el emir Khalifa ben Zayed Al-Nahyane, que es el presidente de los Estados Árabes Unidos.
El padre de Felipe es más cauto a la hora de hablar sobre sus problemas con la justicia y los tejemanejes económicos. "Las instituciones que dejé deberían ser suficientes. Ellas hablan por sí mismas", declara.
En cualquier caso, también admite que dichas "instituciones se destruyen más fácilmente que se construyen".
Aunque se encuentra muy cómodo en el exilio, le encantaría regresar a España. Allí, su vida resulta bastante monótona.
Se levanta a las 7:00 y practica algo de ejercicio en el gimnasio que le habilitan en el salón de casa. Continúa arrastrando dolores en la cadera, algo con lo que convive desde hace tiempo. Acude a diario también a la piscina para trabajar las piernas.
Echa mucho de menos la comida, aunque hay algún amigo que de vez en cuando le envía algo de jamón serrano.
Tampoco se pierde su cita con la prensa española, la que repasa al detalle para no perderse nada de lo que ocurre en el país. Usa el WhatsApp y las videollamadas para contactar con los suyos, además de mantener largas conversaciones con sus abogados.
Cuenta la biógrafa que el padre de Felipe esta "decepcionado porque mucha gente le ha dado la espalda".