La reina Letizia, junto con Felipe, se desplazaron hace unos días a Portugal. Allí mantuvieron una serie de encuentros institucionales, pero el motivo del viaje fue la inauguración del Botton-Champalimaud Pancreatic Cancer Center de Lisboa. Se trata de una nueva institución que trabaja en la erradicación del cáncer de páncreas.
Los reyes aprovecharon la gira para acercarse hasta la localidad de Cascáis, donde fueron recibidos por el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa. Se trata de una persona muy próxima a los monarcas, con los que tiene un trato muy cercano.
Tras visitar la plaza de la Ciudadela disfrutaron de una comida privada con el mandatario luso. Aprovechando la ocasión para ponerse al día sobre sus vidas.
Para dicho acto, Letizia escogió un vestido que le jugó una mala pasada. Aprovechando que se trataba de un día caluroso, rescató de su armario un modelo fresco y cómodo. Ya lo había utilizado con anterioridad, en concreto el pasado mes de febrero.
Fue durante su visita a la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en Almonte (Huelva), como recuerda Vanitatis.
Se trata de un vestido blanco de topos negros, de largo midi, mangas abolladas y falda plisada. Es de la maca Emporio Armani y su precio es de 380 euros. Como complementos, Letizia llevaba unos pendientes de perla, un bolso Nina Ricci con cadena dorada, un anillo de Karen Halam y unos zapatos Manolo Blahnik.
En las redes sociales de la Casa Real se han compartido varias imágenes de la visita de los reyes a Portugal. En una de ellas se aprecia a la reina, de espaldas a la cámara y saludando al presidente Rebelo de Sousa. Es ahí cuando se detecta el descuido de Letizia.
En la zona de la espalda se observa una parte de color carne, que hizo dudar a mucha gente. En un primer momento se pensó que podría tratarse de la piel de la reina que quedase al descubierto. También se barajó la posibilidad de que fuera un defecto de fábrica del vestido.
Sin embargo, se trataba de algo más sencillo. Se trataba de un cinturón que no llevaba correctamente y que dejaba visible una parte. Resulta extraño que la reina con todo el cuidado que pone en su vestuario no reparara en ello.
Pasaba casi inadvertido para la mayoría, pero para algunos suponía un detalle un tanto incómodo desde el punto de vista estilístico. Seguro que después de este pequeño fallo Letizia trata de corregirlo y de que no vuelva a repetirse más.
En cualquier caso, no es la primera vez que el vestuario le juega una mala pasada a la asturiana. El pasado mes de noviembre le ocurrió algo similar durante la entrega de los Premios Rey Jaume I celebrados en Valencia.
Para dicha ceremonia lució un vestido de Carolina Herrera que ya había estrenado en 2016. Aunque le sentaba genial y destacaba su figura, la parte de la falda le acabó traicionando.
Letizia y los descuidos
En la parte de abajo se formó una doblez que dejaba al descubierto una de sus rodillas. Resultó algo anecdótico, pero adquirió el tinte de noticia al tratarse de Letizia y de un acto oficial.
Durante unos minutos posó con las autoridades con ese aspecto, y sin que nadie la avisara. Más tarde se daría cuenta del hecho y se bajaría el vestido.
Un mes antes cometería otro grave error con la indumentaria. Acudió al Museo del Traje con un atuendo poco apropiado.
En esa ocasión los flashes de los fotógrafos provocaron que se viera más de la cuenta su ropa interior. Detrás de la camisa negra que llevaba pudo apreciarse un sujetador blanco, que estilísticamente dejaba mucho que desear.
Lucía ese modelo con mucha elegancia y segura de sí misma. En ningún momento se inmutó de lo ocurrido.