La próxima variante del coronavirus podría ser más contagiosa que Ómicron. Así lo estiman los científicos, que solicitan no bajar la guardia en un momento en el que se están relajando las restricciones.
Estos expertos cuestionan la manera de administrar la pandemia. Se preguntan si ha llegado la hora de convivir con el virus o si resulta imprudente flexibilizar las medidas de contención en estos instantes. En la mayoría de los países ya se han ido eliminando la mayoría gradualmente.
Las futuras derivaciones de la pandemia del coronavirus despiertan muchas dudas. El virólogo de la Universidad de Warwick en Inglaterra, Lawrence Young, cree que estos "derivados podrían causar enfermedades más graves". Además de "más muertes que las cepas anteriores".
Rechaza la idea de que haya "una evolución lineal del virus de Alfa a Beta, a Delta y a Ómicron". La creencia de que estas variantes vayan siendo "más leves es incorrecta".
De una manera parecida se expresa Mark Woolhouse, de la Universidad de Edimburgo. Admite desconocer de qué parte del covid procederá la próxima variable. "La Ómicron no procede de la Delta, proviene de una parte completamente diferente del árbol genealógico del virus", señala.
En visto de esto, "no sabemos la patología que puede tener. Podría contar con una menor sintomatología, pero también podría ser mayor".
David Nabarro, miembro de la OMS, explica que "habrá otras variantes después de Ómicron y si son más transmisibles, dominarán. Además, pueden provocar distintos patrones de enfermedad, pueden resultar más letales o tener consecuencias a largo plazo".
Por lo tanto, entre la comunidad científica hay mucha incertidumbre sobre lo que pueden deparar las futuras cepas. Y eso es algo que deben tener en cuenta los países, que en estos momentos levantan sus restricciones.
Los expertos llevan escuchando que las variantes del coronavirus se volverán más leves con el tiempo. Sobre todo tras la irrupción de Ómicron en noviembre de 2021. El profesor Young recuerda que "una nueva podría resultar incluso más dañina que la Delta, por ejemplo".
Se trata de una señal para estar atentos, para no relajarse en exceso. En cualquier momento puede surgir una cepa con más capacidad de transmisión y de letalidad.
Nabarro sostiene que la pandemia todavía tiene un "largo camino por recorrer". Desde que empezó, "las personas y sus líderes influyen en su impacto a largo plazo por medio de las acciones que tomen ahora".
Considera que lo más prudente sería "alentar a las personas a protegerse a sí mismas y a los demás de manera constante". De no hacer esto, sería "una apuesta con consecuencias potencialmente graves", añade el enviado especial de la OMS.
El coronavirus provoca hartazgo, pero no pueden relajarse las medidas
El coronavirus ha provocado un gran cansancio entre los ciudadanos. Las restricciones, las limitaciones de movimientos o el uso de mascarilla han afectado a muchas personas. Es algo que admiten los expertos sobre la materia.
Sin embargo, consideran que la postura de relajar las medidas de contención contra el virus son un tanto peligrosas. Muchos de los países ya lo están haciendo ahora, y lo ven como algo muy prematuro. Sobre todo por el desconocimiento que existe sobre la evolución de la pandemia.
El especialista en enfermedades infecciosas en el hospital Raymong Poincaré (Francia) Benjamin David, ve lejano el fin de la crisis. Vaticina la posibilidad de que "el virus regrese el próximo otoño al hemisferio norte". Este sanitario solicita más paciencia a las autoridades políticas para dar por superada la emergencia sanitaria.
Aunque parezca que el coronavirus ha desaparecido, esa sensación es totalmente errónea. Siguen registrándose fallecimientos a diario, y la aparición de nuevas cepas será lo más común en el futuro.