Corren tiempos difíciles para la Corona española. Los últimos movimientos de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina anunciando su separación han puesto a sus hijos en un gran aprieto. Su tía, doña Letizia, está preocupada por todo lo que les está tocando vivir a los jóvenes con esta nueva situación familiar.
La cuñada de doña Letizia siempre ha sido fiel a su todavía marido
La aparición en una revista de varias imágenes del cuñado de doña Letizia paseando con Ainhoa Armentia por una playa dejaron a muchos en estado de shock. La infanta Cristina ha sido su fiel compañera antes y después de pasar por prisión y de un plumazo su ya expareja le ha dado la espalda para irse con otra.
La hermana de la reina Letizia apostó todo a una carta y cuando Urdangarin entró en la prisión de Brieva no tuvo más remedio que desprenderse de sus títulos reales. De esta forma, comenzó un antes y un después en su vida, que finalmente ha terminado con una interrupción de su relación matrimonial, según las palabras de su comunicado oficial.
La relación estaba rota desde hace mucho tiempo
La periodista Pilar Eyre tenía claro todo lo que iba a suceder mucho antes de que lo hiciera. La comunicadora tenía constancia de que la Infanta había estado con sus abogados. Con ellos habría gestionado hace tiempo los papeles de su futuro divorcio.
"Iñaki y Cristina no van a volver. Iñaki sigue con Ainhoa. No ha sido un simple ligue o un desahogo por el contacto profesional”, ha señalado Pilar Eyre.
“No ha sido una calentura de fin de semana. Después de unos años en los que Iñaki, enfermo de soledad, ha sufrido horriblemente, la simpatía de Ainhoa lo deslumbró”, ha añadido.
Según la periodista la nueva pareja tenía claro desde el principio que ya no quedaba nada entre Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina:
“Él le contó la verdad: que estaba separado de hecho de su mujer, que guardaban las apariencias por ser ella quien era. Por tanto no estaba rompiendo ningún matrimonio".
A pesar de que lo suyo estaba muerto hace años, según la comunicadora, Cristina e Iñaki trataban de engañar al ojo público. Paseaban de la mano por Barcelona, mostrando que su amor era más fuerte de lo que se pensaba. Así han intentado esconder durante años lo que de verdad estaba pasando en su matrimonio.
Lo cierto es que la infanta Elena también hizo lo propio antes de poner punto y final a lo suyo con Jaime de Marichalar. Para nadie es plato de buen gusto romper una relación y mucho menos si esto implica tener a la prensa detrás día sí y día también.
Desafortunadamente para los Borbones, ya son dos las hijas de los Reyes eméritos las que han terminado tomando la misma decisión. Solo su hermano Felipe VI continúa con su matrimonio con doña Letizia, que siempre ha estado en el punto de mira. Y es que son muchos los ojos que no han visto nunca correcto que el Rey se casara con una ciudadana de a pie.
Los sobrinos de la reina Letizia, en el ojo del huracán
Pilar Eyre parece que tiene información privilegiada sobre los hijos de Iñaki y Cristina. En contra de lo que se ha publicado en los últimos días, parece que quien peor lleva la separación de sus padres es Juan y no Miguel. El joven de 21 años se ha puesto en manos de psicólogos especializados para asimilar todo lo que está pasando en su familia.
"Iñaki está libre y arruinado. Cristina será una mujer muy rica y continuará haciéndose cargo de sus hijos con su sueldo (400.000 euros anuales) de la fundación del Aga Khan. Los cuatro siguen dependiendo de ella y sus gastos son cuantiosos”, ha asegurado Eyre.
“Miguel vive en Londres y asiste a una universidad muy cara, como Pablo en Barcelona", ha recordado la periodista.
"Juan no sabemos qué hace en Madrid, pero ha sido el que más ha sufrido por la situación paterna y ha recibido ayuda profesional. El colegio de Irene es el más costoso de Suiza, mucho más que el de la princesa de Asturias", ha añadido.
Está claro que la nueva situación familiar no se puede asumir de un día para otro. Es complicado asimilar que la familia a la que perteneces se ha roto. No obstante, afortunadamente, a los jóvenes no les va a cambiar demasiado su día a día porque, a excepción de Irene, viven lejos de sus padres desde hace tiempo.