El plan del Gobierno de medidas especiales de esta Navidad para luchar contra el Covid-19 fue aprobado la semana pasada en el Consejo Interterritorial de Salud, pero no es un texto completamente fijo e inamovible. Salvador Illa ha alertado este lunes, 7 de diciembre, que las medidas estarán sujetas a cambios en función de cómo evolucionen los datos, y que si los contagios vuelven a aumentar, tendrán que revisarse para que sean más duras.
Las palabras de ministro llegan en pleno puente de la Constitución, donde están todas las miradas puestas y del que depende, en gran medida, lo que pase con los contagios en España en las próximas dos semanas. Con los puentes anteriores, España ha tenido una de cal y otra de arena, y el objetivo ahora es evitar que este puente haga sacrificar las navidades.
Entre dos y tres semanas después del puente del 12 de octubre, España vivió el pico de la segunda ola y algunas comunidades alcanzaron cifras de contagios que ni siquiera durante la primera ola habían visto. Zonas que habían conseguido mantener el virus controlado también vieron como se descontrolaban los casos, los ingresos en los hospitales, y las muertes.
Para el siguiente puente, el del 1 de noviembre, la mayoría de autonomías ya estaban cerradas perimetralmente, algunas habían cerrado incluso sus bares y restaurantes y España ya había decretado el nuevo estado de alarma. Esto hizo que, en esa ocasión, en lugar de subir los contagios se consiguiesen reducir, hasta el punto en el que España llegó al puente de la Constitución con una incidencia acumulada de 230 casos por cada 100.000 habitantes en las dos semanas anteriores.
A la espera de los datos del puente de la Constitución
Precisamente para repetir ese mismo patrón, la mayoría de comunidades han mantenido medidas restrictivas bastante duras hasta, como mínimo, que acabe el puente. Las autoridades han pedido evitar aglomeraciones como las que se vieron hace una semana, con los encendidos de luces navideñas y el inicio de la campaña de compras del verano.
Si dentro de unos días se observa que la tendencia sigue a la baja, las autonomías han anunciado su intención de abrir la mano con las restricciones, pero si los datos vuelven a empeorar, todo indica que tendrán que tomar medidas drásticas y dificultar la celebración de la Navidad.
En ese mismo sentido se ha pronunciado hoy Salvador Illa después de que el jueves pasado fuese Fernando Simón quien marcó el mismo camino. Illa ha defendido que las medidas que se han acordado para Navidad son «muy drásticas» pero que son de difícil control, ya que «no puede haber un policía en cada casa», y serán los propios ciudadanos quienes deberán hacerse cargo de su aplicación.
El ministro cree que esas medidas, que rebajaban la prohibición de reunión hasta un máximo de 10 personas y reducían el toque de queda en las noches del 24 y 31 de diciembre, están adaptadas a la situación que había en el momento en que fueron acordadas, pero que si la situación cambia, las medidas también podrían cambiar. Simón alertó que estos cambios no tenían por qué ser a peor, ya que si la tendencia seguía mejorando se podría incluso valorar flexibilizarlas un poco más.
Aun así, hay muchas autonomías que no creen que sean suficientes y que están planteándose aplicar restricciones más severas, algo que de momento no está muy claro que puedan hacer. Illa ya avisó de que las medidas acordadas entre Sanidad y las autonomías son «de obligado cumplimiento», pero hay quien cree que eso hace referencia a que no pueden flexibilizarse más, pero que en cambio sí podrían endurecerse.
En cualquier caso, las autoridades han anunciado que tomarán las decisiones que crean convenientes para evitar una tercera ola que muchos creen que está al llegar, hasta el punto en que incluso las propias navidades podrían ser su punto de salida y comenzar a subir los contagios, de nuevo, en enero.