La situación entre Rusia y Ucrania está cada vez más tensa. Moscú ha lanzado misiles de crucero e incluso podría haber usado armas termobáricas. No obstante, las fuerzas de Ucrania están dando respuesta y parece que no todo está perdido para ellas en esta cruenta guerra.
Los rusos no logran avanzar
Rusia ha demostrado desde el inicio su superioridad acorazada y ofensiva. Su despliegue de artillería, tanques, misiles y aviones de combate contra Ucrania ha sido enorme, sin embargo, no consigue hacerse con las ciudades más importantes de Ucrania.
Kiev, Mariúpol y Jarkov resisten y los expertos aseguran que esto se debe a fallos logísticos rusos. Además, consideran que el manejo de aviones de guerra por parte de ese país es deficiente. Esto explicaría lo que dicen fuentes del ejército de Ucrania, que aseguran haber derribado alrededor de 50 aeronaves rusas desde el pasado 24 de febrero.
La mayoría de los combates tienen lugar en las ciudades, donde las tropas de Ucrania parecen tener ventaja sobre el enemigo.
Rusia podría lanzar ataques masivos sobre los territorios en disputa. No obstante, el coste sería desastroso. Esto llevaría consigo la destrucción total y la muerte de miles de personas en apenas unas horas.
Todo apunta a que ahora Rusia tiene otro plan entre manos. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, ha alertado esta semana de que Moscú está pensando usar armas químicas y biológicas. Por su parte, Rusia ha denunciado que teme el desarrollo de Estados Unidos de materiales de esta índole para utilizarlos contra ellos.
Desde Estados Unidos también se acusa a las tropas del Kremlin del uso de bombas de racimo. Estas están totalmente prohibidas por la Convención de Ginebra.
Mykola Bielieskov, analista del Instituto Nacional de Investigaciones Estratégicas de Ucrania, piensa que de momento no se han usado armas biológicas en Ucrania, pero no lo descarta en el futuro.
Una extensa gama de armamento
En el frente de batalla se ve el uso de una amplia variedad de armas rusas convencionales, que habrían sido usadas ya en la guerra de Siria. A este lugar, Moscú envió aviones y soldados en 2015.
Para destruir instalaciones militares y aeródromos, Rusia habría usado bombarderos Tu-22M3 y aparatos de combate Sukhoi Su-30 y Su-25. Para el analista Andrii Datsiuk, “la mayoría de los pilotos rusos no están preparados para trabajar en grandes grupos, en formaciones de aviación”.
“Se exageran los datos sobre la efectividad de combate y el poder militar del ejército ruso. Hay aviones, pero no todos vuelan. Su número de armas modernas es limitado”, ha explicado este experto militar a La Razón.
En cuanto a la artillería, el ejército de Ucrania ha detectado obuses autopropulsados de 152 mm Msta-S y Gvozdika, así como el obús Msta-B. A ellos hay que sumar los lanzacohetes múltiples Grad, Uragan y Smerch. Estos disparan salvas de proyectiles cerca de los objetivos y son utilizados previamente a la invasión terrestre.
Ucrania se resiste
Mykola Bielieskov explica que el éxito de Ucrania reside en la efectividad de sus sistemas antitanque. Entre las 17 000 piezas se encuentran el misil anticarro Javelin y sistemas NLAW británicos.
También cuentan con lanzagranadas más ligeros proporcionados por Alemania, Suecia y España. “Con esto tendremos suficiente para lo que queda en el ejército ruso”, vaticina.
No obstante, una de las piezas más temidas desde Kiev es el sistema de lanzallamas pesado TOS-1. Este sistema ruso, detectado en Ucrania por el Ministerio de Defensa británico, es capaz de lanzar bombas termobáricas o de vacío. Estas succionan el aire de los pulmones de sus víctimas.
La bomba detona y después libera una nube de químicos tóxicos en el aire capaces de entrar incluso dentro de los búnkeres. Según algunos diplomáticos occidentales y analistas, Rusia ya habría lanzado este tipo de armamento sobre el país enemigo.
Desde Kiev se ha denunciado el lanzamiento de misiles rusos de crucero contra la población civil, como los Kalibr. Estos cargan hasta 500 kilos de explosivos con un radio de acción de mil kilómetros de distancia. También se habrían lanzado Iskander, con un alcance de hasta 600 kilómetros y una ojiva mucho más poderosa.
Hay que destacar también entre las piezas rusas el T-72. Este tipo de carros blindados ha sufrido varias averías y también falta de combustible.
De hecho, en las redes sociales se han difundido en la última semana vídeos de tanques rusos destruidos y abandonados. De esta forma se ha puesto de relieve que no siempre el más fuerte tiene ventaja sobre el adversario.