Saadeddine El Othmani, primer ministro de Marruecos, fue entrevistado durante este fin de semana por el medio de su país L'Opinion, en una entrevista que trató asuntos de política internacional y defendió los intereses del país marroquí sobre los dos enclaves españoles situados en el norte de África.
«Son marroquíes como el Sáhara» afirmó el presidente, que aunque considera inapropiado el momento para reabrir el debate por la situación prioritaria del Sáhara Occidental, sí sentencia la importancia ambos territorios en materia diplomática.
Según el mandatario la relación entre ambos países vecinos es buena, y la disposición geopolítica actual permite que las posturas se encuentren más cerca que nunca. A pesar de ello, la ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya, sostiene que la solución al problema del Sáhara occidental no reside en la opinión de un territorio u otro, sino que «el centro de gravedad está en la ONU».
Con esta afirmación respondía al anuncio de El Othmani, quien señalaba como determinante el reconocimiento del actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. El norteamericano reconoció el pasado 10 de diciembre la soberanía del reino alauí sobre el Sáhara Occidental.
¿Un conflicto bélico entre España y Marruecos?
Expertos en política internacional coinciden que la posibilidad de que ocurra un conflicto armado entre ambos países es remota, hasta tacharse de inverosímil. El hecho que sí resulta reseñable es que la llegada de la pandemia sirvió como declaración de intenciones por parte de Marruecos con respecto a Ceuta y Melilla.
Ambas comunidades autónomas vieron como se producía el cierre de fronteras con el país vecino, el mismo que reclama la cosoberanía sobre ellas. El proceso de cierre fronterizo no es un asunto que pille de sorpresa a los territorios norteafricanos, sino que es un proceso que se lleva produciendo desde el año 2018.
El Covid sirvió para cerrar los pasos terrestres y poner numerosas trabas en las vías marítimas con ambas demarcaciones. Mientras que las conexiones con Francia e Italia se mantienen activas a día de hoy.
Esta situación de tensión vivió su momento de reconciliación durante la visita de Felipe VI a Mohamed VI en 2018, que supuso un avance en materia de inmigración y sirvió para la colaboración entre ambos territorios en una materia que sigue, por desgracia, llenando las portadas de medios internacionales.
La vertiente marroquí asegura que no cuenta con los recursos suficientes para controlar los 3.000 kilómetros de línea marítima, mientras que desde España la crisis humanitaria creciente hace que los centros de internamiento de extranjeros vean su capacidad superada cada año. A pesar de ello, la situación social no genera una tensión política palpable, ya que el objetivo del país africano es la lucha de poder en su zona, no con Europa.
Una carrera armamentística en África
Entre los objetivos de Marruecos la verdadera carrera por el poder se sitúa en su propio territorio. El rearme armamentístico se debe a la tendencia del país argelino en esa misma línea, según un estudio del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz en 2019, Argelia es el sexto país del mundo en compra de armas, mientras que el reino alauí ocupa el trigésimo primero.
En este ajedrez se planteaba la próxima Reunión de Alta Nivel, RAN, entre España y Marruecos, que, a causa de la pandemia ha sido aplazada a febrero de 2021. Días antes de que se moviera la cita, el presidente de los EEUU, Donald Trump, reconocía la soberanía del reino marroquí sobre las tierras del Sáhara Occidental.
En este territorio de muchas sombras y pocos grises, la realidad sigue siendo la misma y el conflicto bélico se asemeja poco probable. Lo que sí continúa es el papel estadounidense como narrador de una situación geopolítica limítrofe entre ambos vecinos, como ya ocurriera en el incidente de la isla del Perejil.