Dos agentes de la Guardia Civil con chaleco

El Gobierno en vilo por el caos en una frontera de España: 500 inmigrantes al día

Centenares de inmigrantes esperan hacinados en un muelle de Gran Canaria que las autoridades tomen una decisión

Dos agentes de la Guardia Civil con chaleco
Los agentes se encuentran desbordados por la llegada sin freno de inmigrantes a las costas españolas | Guardia Civil

Mientras toda España está pendiente de la emergencia sanitaria del coronavirus y la debacle económica, otra crisis azota el país sin que se le preste ninguna atención. Se trata de los 2.300 inmigrantes recluidos en un campamento en condiciones infrahumanas en las islas canarias a la espera de que se tome una decisión sobre ellos.

Se trata de 400 metros cuadrados de hormigón en el muelle de Arguineguín, en Gran Canaria, que se ha convertido en el mayor centro de recepción de inmigrantes sin papeles en todo el mundo. La situación se ha convertido en una auténtica crisis humanitaria para el Gobierno. 

La concentración de inmigrantes en ese lugar añade más dificultades a la ya de por sí desesperada situación que vive Canarias, donde las estructuras de acogida están colapsadas ante la llegada de 500 inmigrantes todos los días en decenas de pateras. El muelle en cuestión se ha convertido en la trágica expresión de la crisis migratoria en Canarias.

Los vecinos lo llaman el «campamento de la vergüenza», y no es para menos. Se trata de una instalación de nueve carpas donde los inmigrantes conviven con las ratas y sobreviven de mala manera con tres bocadillos al día y durmiendo al raso llueva o nieve. A ello se le añade los 70 casos de coronavirus que no pueden aislarse por el hacinamiento.

Las autoridades del lugar reconocen que la situación empeora cada día mientras Interior llega a una decisión que podría pasar por el traslado de los inmigrantes a la península. El juez del centro de internamiento de extranjeros en Gran Canaria, Arcadio Díaz, advierte de detención ilegal: «La ley no permite retenerlos allí tanto tiempo».

El foco de la crisis está en Marruecos. Allí está el origen de la ruta más mortífera del planeta en la actualidad que conecta el continente africano con España por vía marítima. Y es que desde Marruecos llega el 90% de los inmigrantes, todos hombres, a las Islas Canarias. En lo que va de año ya han llegado allí casi 17.000 personas.

Una cifra que se acerca a los 26.000 que llegaron en 2006 durante la crisis de los cayucos, y que ha aumentado los últimos días por la utilización de la crisis como medida de presión por parte del rey Mohamed VI. Hay que recordar que a principios de años Marruecos aprobó la extensión de 350 millas de su espacio marítimo hacia las aguas al sur de canarias.

Chantaje migratorio

Eso abrió un conflicto diplomático que la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, trató de zanjar dejando claro que Canarias no cedería ni un milímetro de sus aguas, de enorme valor para los pesqueros pero también con gran riqueza de fósiles y minerales.

Pero el rey de Marruecos tiene un arma de presión mucho más poderosa: la llegada de miles de inmigrantes marroquíes a suelo español es su as en la manga en las negociaciones con España. Un chantaje migratorio que ya utilizó anteriormente en Ceuta y Melilla y que le sirve además para sacarse de encima un gran contingente de jóvenes en paro. 

Este viernes, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, visita Rabat para negociar las repatriaciones y el conflicto por las aguas. Unas conversaciones que se verán enrarecidas por el referéndum de autodeterminación en el Sáhara occidental propuesto por el vicepresidente segundo Pablo Iglesias, que ha enfurecido al rey de Marruecos.

Decisión polémica

Además, el martes el Gobierno español ordenó liberar 197 marroquíes en el puerto tras constatar que la instalación había llegado a su límite. Una decisión sin precedentes que marcará la forma de afrontar la crisis migratoria en España.

El plan del Gobierno era dejar libres en la calle a 200 inmigrantes al día para aliviar el colapso del centro. Pero la imagen de decenas de inmigrantes dando vueltas por el pueblo sin dinero ni comida ha causado tal indignación, que ha obligado al ministerio de Defensa a montar una carpa auxiliar con capacidad para 800 personas.

Pero al ritmo que va la llegada de inmigrantes la carpa se llenará en dos noches, y el Gobierno se encontrará con el mismo problema que hasta ahora. Una demostración de la delicada situación que se está viviendo en las Canarias mientras todos estamos pendientes del virus.