Quedan unas horas para que llegue uno de los días más esperados por muchos españoles, el de la lotería de Navidad. En este sector el Covid-19 también ha hecho estragos y seguro que los vecinos de Maella, Zaragoza, se acuerda con especial cariño de una persona que ya no está en este día tan señalado.
En este pueblo aragonés todo el mundo conocía a José María Rams como Noro, un tarraconense que dejó su localidad natal para abrir el bar Lis allí. Tras años dedicándose al mundo textil, él y su mujer partieron hasta Aragón en busca de una nueva etapa y allí se pusieron al frente de este negocio que nada tenía que ver con el mundo de las camisas al que estaban acostumbrados.
Una sorpresa necesaria
Poco a poco se fueron haciendo querer y tras casi dos décadas viviendo en Maella ya eran considerados unos vecinos más en este lugar. Además, su bar tiene una especial historia detrás porque el año pasado allí se repartieron más de 2,5 millones de euros del Gordo de la Lotería de Navidad.
«Todos los años, un señor del pueblo que vive en Reus nos traía participaciones de la asociación aragonesa ‘El Cachirulo’ para que las vendiéramos», cuenta Bernat Rams, el hijo de Noro.
«La noche anterior, yo había estado trabajando en una discoteca y me iba a dormir esa mañana cuando mi madre empezó a decir que nos había tocado el Gordo. No me lo creía pero me asomé por la ventana y vi que el bar estaba lleno de gente. Así que nada de dormir, me bajé con todo el mundo a celebrarlo», rememora.
Noro se había quedado con un par de participaciones ganadoras y el dinero le vino especialmente bien porque ese premio era una ayuda extra para su nuevo negocio, una brasería para eventos frente al bar Lis.
Además, esta agradable sorpresa llenó de alegría a toda su familia y es que «compartirlo con gente a la que le hacía falta» era lo mejor que les podía haber pasado en ese momento.
- Te puede interesar. El sorteo de la Lotería de Navidad: los premios actualizados al minuto
No pudo disfrutar del premio
Compró un sofá nuevo y pensaba irse de vacaciones con su mujer, pero no le dio tiempo. La segunda semana de marzo las cosas se pusieron feas y Noro empezó a encontrarse mal. «Cerramos el bar dos días antes del primer estado de alarma porque no estaba bien. Era muy madrugador, hacía todos los días la misma rutina y empezamos a verle raro», recuerda su hijo.
A día de hoy sigue sin saber cómo pudo contagiarse su padre de Covid-19 y no consigue olvidar el preciso momento en el que trató de subirse en la ambulancia con él para acompañarle y no le dejaron.
Bernat Rams y su madre no volvieron a verle nunca más. «Estuvo tres semanas en la UCI y estaba respondiendo bien, pero cogió un hongo del hospital».
El peor de los presagios para su familia y allegados se cumplió y Noro perdió la vida a los 63 años en plena primera ola de la pandemia.
Ahora el bar Lis, donde el pasado 22 de diciembre se concentró tanta felicidad, no volverá a abrir sus puertas. Con los recuerdos que el Noro creó en este establecimiento, su mujer y su hijo comenzarán una nueva etapa en la brasería de enfrente «cuando pase todo esto».
Mañana para muchos de los habitantes de Maella será un día de sentimientos encontrados. Y es que recordarán con alegría la gran sorpresa del año pasado, pero tendrán también en mente que quien hizo el gran regalo al pueblo en 2019 año, lamentablemente, ya no podrá estar junto a ellos.