En un momento en la música en directo está siendo duramente golpeada en el país, en las últimas horas se ha conocido el fallecimiento del que posiblemente fue uno de los mayores promotores de conciertos, sobre todo de música independiente, en nuestro país. José Cadahía, el que fuera fundador de la sala Razzmatazz de Barcelona o creador de festivales como el Summercase, moría a los 49 el pasado 10 de diciembre en su piso del Eixample barcelonés, según explicaba 'El Periódico'.
Este medio citado confirma que se desconocen las circunstancias de su muerte. Lo que si deja claro es que el que fuera uno de los grandes nombres vinculados a la música 'indie' en la ciudad condal ha muerto apartado totalmente del mundo donde se hizo un nombre, tras sufrir una gran crisis económico que lo llevó por medio mundo antes de volver a Barcelona.
Como decíamos, su nombre estuvo vinculado a la música independiente en Barcelona durante muchos años. Concretamente, fue a finales de los 90 donde fue el impulsor de las conocidas fiestas 'A Saco' en la antigua sala Zeleste de la ciudad. También por esa época empezó a ser un asiduo de las sesiones de DJ Amable en l'Hospitalet de Llobregat centradas en la música independiente de la época. Tal era su implicación que llegó a ayudarle alguna vez con la mesa de luces.
Pero con el paso de los años, acabó dando un paso más y convirtió su pasión en su negocio. Primero abriendo el Mond Bar en la plaza del Sol barcelonesa o el Mond Club en la sala Cibeles. Finalmente, adquiriendo la Zeleste junto a su amigo de la infancia Daniel Fadiella. Cadahía sería quién renombraría la sala como Razzmatazz, nombre de una canción de sus admirados Pulp.
A partir del cambio de nombre, y con la colaboración de su socia Paloma Cordón, convirtió Razzmatazz en la parada obligatoria de cualquier banda 'indie' que quisiera visitar Barcelona. Desde nombres claves de la década de los noventa como Suede o Teenage Fan Club hasta bandas debutantes que se harían grandes con el paso de los años como Franz Ferdinand o Arctic Monkeys. También acabaría convirtiendo en uno de sus DJs residentes a su admirado DJ Amable, pasando de fan a empleador.
Junto a lo hecho en la sala barcelonesa, empezaría una aventura como organizador de festivales. Primero con el Wintercase, que llevó conciertos a Madrid, Vitoria y Valencia, además de en Barcelona. Luego, en 2004, se haría con los derechos del festival electrónico británico Creamfields que traería a Almería. Allí llevaría a DJs como Jeff Mills o Fatboy Slim. Más tarde organizaría un gran festival indie simultáneo en Barcelona y Boadilla del Monte (Madrid), el Summercase que cambiaría su vida para siempre.
El 2008, el año que marcó su futuro económico
Tras empezar con estos, se marcó un objetivo para un año clave: el 2008. Allí además de las dos ediciones del Summercase y el Creamfields en Almería se propuso ampliar la cuota de festivales que llevaban su sello. Organizó otra edición de este último en Vigo, el festival Ola en el Ejido, el Forward en Madrid y Valencia, el Daydream (con concierto de Radiohead en el Fórum de Barcelona) y el Doctor Loft, organizado junto a la promotora Doctor Music.
'El Periódico' explica como fue un fracaso, pues al final los números no salían y no le quedo otro remedio que ceder en su totalidad la sala Razzmatazz a Fadiella y evitar así su quiebra. También desapareció su discográfica, Sinnamon, donde lanzó a grupos como La Casa Azul o Mishima. Es anecdótico que uno de sus grandes proyectos, el Summercase, volviera a ser noticia en 2012 por su vinculación con la trama 'Gürtel'.
Finalmente, y hundido económicamente, se desvinculó del mundo musical. Empezó un periplo por varias ciudades como Sao Paulo, Florencia y Madrid antes de volver a Barcelona donde viviría hasta el fin de sus días.