Una pastilla contra el coronavirus. Se trata de la última investigación científica, pensada como refuerzo para aquellos que ya tengan la pauta vacunal completa. Los encargados de desarrollarla son los laboratorios Oramed, de Israel.
Se trata de una compañía farmacéutica que trabaja sobre todo en la administración de medicinas por vía oral. La propiedad mayoritaria de la empresa recae en Oravax Medical, responsable de una tecnología de vacunas de partículas similares a otro virus.
Se enfoca a tres proteínas de superficie del virus SARS-CoV-2, con proteínas menos susceptibles a la mutación. Esto la convierte en un elemento más efectivo contra las distintas variantes existentes del COVID-19. De ahí que los investigadores lo estén probando en la Delta y otras cepas.
La pastilla no precisa de frío, ni tampoco es preciso que sea suministrado por sanitarios. Se emplearía como refuerzo para aquellos que ya hayan recibido las dosis correspondientes. Sin lugar a dudas, sería un gran avance después de que la OMS lleve tiempo analizando cómo potenciar la inmunización.
La importancia de la pastilla para frenar el COVID-19
Los expertos insisten en la necesidad de aplicar vacunas de refuerzo, tanto entre la población de riesgo como en la general. Una pastilla aportaría grandes beneficios en la lucha contra el coronavirus. Sobre todo financieros, logísticos y ambientales.
Miles de millones de personas podrían tomarla, siendo sobre todo muy útil en aquellas partes del mundo que cuentan con una sanidad más limitada.
El CEO de Oramed, Nadav Kidron, asegura que "nuestra vacuna es un candidato particularmente fuerte contra el virus". Ante la irrupción de la variante Delta y otras que aún están por llegar, creen que pueden tener la solución. "La tecnología VLP de Oravax podría resultar aún más importante en el esfuerzo por combatir la COVID-19", explica.
El pasado viernes las acciones de la compañía cerraron el mercado de Nasdaq con un crecimiento del 10,26%. Cada acción llegó a tener un valor de 14,40 dólares. Fue el mismo día que se hizo público que contaban con los permisos para empezar los ensayos clínicos en 24 personas no vacunadas.
Ahora todo está pendiente de que finalmente reciban el visto bueno por parte del Ministerio de Sanidad del país.
Esta pastilla contra el coronavirus agilizaría aún más los planes de inmunización de los gobiernos. Hace unos días la ministra de Sanidad española, Carolina Darias, confirmaba la opción de un nuevo pinchazo. "Todo parece indicar que sí tendremos que poner una tercera dosis", señaló.
Esto le ha llevado a suscribir, de la mano de la Unión Europea, un contrato con Moderna y Pfizer. Lo que es una incógnita es conocer cuándo se suministrará.
La responsable de la cartera de Sanidad tiene claro que será necesario vacunarse cada año: "Sin duda alguna". Ahora los esfuerzos del Ejecutivo se centran en tener lo antes posible a toda la población con la pauta completa.
No obstante, las agencias reguladoras todavía no han dado el visto bueno a la tercera dosis. Incluso la Agencia Europea del Medicamento descartó el tercer pinchazo contra la COVID-19 hace una semana.
Además, desde Médicos sin Fronteras lanzan un mensaje a las farmacéuticas y Gobiernos en relación a esta nueva dosis. Piden que no se administren hasta que no estén vacunadas las personas vulnerables y personal sanitario de todo el mundo. Sobre todo en aquellos países menos desarrollados, donde el nivel de inmunización es más lento.
Recuerdan que únicamente el "1% de los habitantes de los países con bajos ingresos ha recibido al menos una dosis". A ello se le añade el elevado número de muertes en todo el mundo y la variante Delta descontrolada. Entienden que sería mejor proteger a ese grupo de población antes de ofrecer la tercera vacuna.