La pandemia de coronavirus sigue afectando al mundo entero, y también a España, que está inmersa ahora en una quinta ola. Pero después de un año y medio se ha conseguido tener varias vacunas eficaces contra el virus que hacen que la situación haya cambiado.
En España, por ejemplo, hay ahora casi los mismos contagios diarios que se notificaban en la tercera ola. Aquella fue la peor de la pandemia en nuestro país, la de enero del 2021 y que siguió a las navidades. Pero hay una gran diferencia respecto con lo que pasó a principios de año.
Enero y febrero se convirtieron en dos de los meses con más muertos de COVID en nuestro país. El ascenso de la mortalidad seguía la tendencia del aumento de contagios, lo que obligó a algunas de las restricciones más duras.
Pero en esta quinta ola, a pesar de que los contagios y la incidencia están disparados, la mortalidad se mantiene a raya. Sigue muriendo gente, pero mucha menos que en la tercera ola. Según el último informe de Sanidad, en la semana del 12 al 19 de julio fallecieron 67 personas en nuestro país por COVID.
La respuesta a este cambio de tendencia está en las vacunas. El 20 de julio había 24 344 008 personas con la pauta completa de la vacuna en España, el 51,3 % de su población.
Las personas vacunadas tienen otros síntomas de COVID
Pero que una persona esté vacunada no impide que pueda contagiarse de COVID. Lo que sí impide, en la mayoría de los casos, es que enferme, y si lo hace, sus síntomas no revestirán especial gravedad.
Esto hace que los síntomas que inicialmente se asociaban a la enfermedad ya no sean los más frecuentes. El inmunólogo Alfredo Corell así lo ha asegurado en una entrevista en Cadena SER. El experto quiere que la población sepa cuáles son ahora esos síntomas para evitar confusiones y seguir transmitiendo la enfermedad.
Reino Unido, uno de los países con más porcentaje de población vacunada, realizó un estudio que demuestra esta tesis. Corell ha enfermado de COVID y ha podido comprobar en persona que, efectivamente, el estudio de Reino Unido era correcto.
"La fiebre ya no era el síntoma más permanente, la perdida del gusto y del olfato tampoco", asegura el experto. Añade que "aparecían como síntomas muy frecuentes en personas con vacuna la rinorrea, es decir, moquear; el dolor de garganta o la tos seca y el dolor de cabeza".
Todo ello hace que muchas personas se contagien y no lo sepan. Asocian los síntomas a un catarro o una simple reacción alergia porque no son los habituales desde el inicio de la pandemia. Además, como están vacunados, tienden a pensar que no pueden coger el COVID y por lo tanto ni se ponen en cuarentena.
Este hecho podría explicar, en parte, la explosión de casos de las últimas semanas. Una persona empieza a tener síntomas de catarro, pero como ya está vacunada asume que tiene un resfriado por el calor y los aires acondicionados. Así que sigue haciendo vida normal, visitando a amigos y familiares, yendo a locales públicos y rodeándose de más gente.
Al final, esta persona está sufriendo COVID y lo está transmitiendo porque no sabe que lo tiene. Y todo porque sus síntomas son distintos a los de marzo del año pasado. Por ese motivo, Corell cree que es importante informar a la población de estos nuevos síntomas de la COVID, más propios de un resfriado común.
El mismo Corell admite que esto es precisamente lo que le pasó a él. Asoció sus primeros síntomas a una alergia, así que siguió haciendo su vida.
Pero cuando uno de sus contactos en una comida dio positivo, saltaron todas las alarmas. "Hay que maximizar las precauciones todavía", asegura.