Hussein Adan Ali es un joven de 28 años que ha sido detenido, juzgado y ejecutado en un solo día. Sucedió en Dhobley, una ciudad al sur de Somalia, el miércoles pasado. El juicio fue retransmitido por televisión y se convirtió en un fenómeno nacional.
Hussein fue atrapado el miércoles 14 de julio como sospechoso de la violación de su hijastra, una niña de 3 años. El mismo día de su detención fue juzgado, en una sesión que duró apenas unos minutos. El juez dictó la pena de muerte como sentencia, y fue ejecutada al instante.
La víctima de la brutal agresión sexual era su hijastra, una niña que murió el mismo día a causa de las heridas. El hombre también acabó muriendo, horas después, en un pelotón de fusilamiento. Así se cruzaron los destinos de víctima y agresor, marcados por la tragedia.
La sesión judicial fue retransmitida en directo por la televisión nacional somalí. «El estado de Jubbaland ha ejecutado hoy por pelotón de fusilamiento a Adan Ali. Antes había sido condenado a muerte por un tribunal, que lo declaró culpable de violar a una niña de 3 años», decía el medio de comunicación.
El condenado perpetró el acto criminal contra su hijastra después de haber ingerido una droga. SE trata del qat, un psicotrópico natural que masticado produce sensación de júbilo, falta de apetito y períodos de insomnio. También una sensación de calma.
Tras su muerte se desató la polémica por si el reo había tenido la posibilidad de defenderse. La televisión somalí, que es el medio que tuvo la exclusiva del proceso, no aclaró si en el juicio había abogado. El tribunal, por su lado, aseguró que la sentencia estava permitida por la ley islámica.
Pena de muerte en Somalia
Somalia es uno de los países del continente africano donde más penas de muerte se ejecutan todos los años. En marzo de 2019, las autoridades somalíes anunciaron que se condenaría a muerte a todos los delincuentes por violación. Desde entonces, las agresiones sexuales son castigadas con la pena capital.
El mismo día que se hizo oficial la nueva normativa, cinco hombres fueron sentenciados a muerte por un tribunal en Nugal. Los condenados habían violado a una mujer en Galkayo, y recibieron la pena máxima. En el mismo período, una niña de 12 años fue violada, mutilada y asesinada en la misma región.
Aisha, como se llamaba la menor, fue secuestrada y estrangulada. Sus verdugos dejaron el cuerpo mutilado delante de su casa, algo que causó una gran indignación en todo el país. Ante la oleada de actos de este tipo, las autoridades anunciaron un endurecimiento de las leyes.
El jefe administrativo de la región anunció la detención de cuatro sospechosos por la muerte de la niña. "Si el tribunal les declara culpables, serán fusilados en público", añadió. Según explicó, lo harían así "para que sirva de advertencia a cualquier hombre que quiera cometer un acto tan horrible".
Una reacción ante la 'malasha'
A raíz del aumento de delitos en el país africano, las comunidades se organizaron para llevar a cabo actos de venganza. En Somalia existe la 'malasha', un sistema de resolución de conflictos al margen de los tribunales. Los líderes locales se reúnen para dirimir conflictos entre clanes.
Sin embargo, los que forman este tipo de tribunales son siempre hombres y por eso no se castiga la violencia contra las mujeres. Por eso ha sido una institución muy criticada, y se ha intentado sustiruir por la justicia civil. En este contexto han aumentado las penas para delitos graves contra niñas y mujeres.
Este es el caso de Hussein, cuya ejecución está amparada por la ley islámica. Pero la rapidez del proceso pone en duda la capacidad de juzgar su culpabilidad o su inocencia. Además, las organizaciones humanitarias ponen el grito en el cielo por el aumento de ejecuciones en países africanos como Somalia.