El principal sospechoso de la muerte de Esther López, su amigo Óscar, sigue sin convencer con sus testimonios a la Guardia Civil. Sus relatos carecen de credibilidad y en más de una ocasión las pruebas tecnológicas han acabado por desmentir sus versiones.
El lunes prestó declaración en el juzgado y mantuvo la teoría de que dejó a la chica en una carretera la noche que desapareció. Señaló que ella se bajó de su coche porque quería seguir de fiesta, mientras que él deseaba irse para casa. A partir de ahí no se supo más de la víctima hasta que apareció muerta en una cuneta al cabo de 24 días.
La autopsia confirmó que Esther había sido arrollada, pero fallecería al cabo de unas horas a consecuencia del abandono y las bajas temperaturas. Durante las últimas semanas, los investigadores del caso han detectado varios indicios que no les cuadraban.
En primer lugar, agentes de Tráfico de la Guardia Civil comprobaron como el bolso de la chica estaba junto a su cuerpo. Por experiencia saben que esto no es lo más común. Lo habitual es que los objetos se acaben esparciendo varios metros después de un atropello.
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Algo similar puede decirse del teléfono móvil, en donde no encontraron ni una sola huella. Lo que resulta muy extraño al tratarse de un aparato táctil.
Los móviles de ambos, claves en la resolución del caso
Pero las distintas pruebas tecnológicas que han ido recopilando se han encargado de destapar las distintas mentiras aportadas por Óscar. En el análisis del teléfono de la víctima descubrieron que el aparato estaba registrado con el correo electrónico de otra persona. Al parecer, dicho terminal fue un regalo de un amigo, y se mantenían tanto sus datos personales como su dirección de email.
Al conseguir la contraseña del móvil de Esther López pudieron realizar el volcado de los datos de la cuenta de Google. Y entre ellos se encontraban los distintos registros de conexión del wifi del teléfono de la joven.
Esto resultó trascendental para que los agentes pudieran situar el móvil de Esther López a apenas 50 metros de la vivienda del sospechoso esa noche. El teléfono trató de conectarse a tres routers diferentes, todos ellos pertenecientes a vecinos de Óscar. Eso les confirma que el dispositivo estuvo en esa zona a las 3:26, casi una hora después de que supuestamente se bajara del vehículo.
De ahí que no se crean la versión de que ella se apeara del coche en una carretera como lleva diciendo desde el principio. Hay otros detalles que también delatan al investigado y proceden de su propio IPhone.
El modo deportivo, cuando se activa, tiene la capacidad de contabilizar los pasos de la persona que lo usa. Su aparato registró una importante actividad entre las 3:14 y las 3:35, pero el movimiento se mantendría hasta las 5:24. Todo esto acaba contradiciendo la versión que ofreció en la declaración.
Una llamada a Esther López provoca cierto desconcierto
Hay otro detalle que ha desconcertado a los investigadores del caso de Esther López. Pasadas las 3:30 de esa madrugada, Óscar efectuó dos llamadas a un número que todavía no ha sido identificado. Pero también llamó por Whatsapp a un antiguo terminal de la chica, algo que no les cuadra.
Durante ese tramo de la madrugada los móviles de la víctima y del sospechoso presentan una actividad muy similar. A las 6:53, él activó el modo avión, por lo que se quedaba sin posibilidad de acceder a los datos o a las llamadas. Tampoco podría ser localizado por las antenas de telefonía.
Algo similar sucedía con el terminal de la joven, que tampoco tuvo tráfico en esa franja. Los movimientos que hizo con el coche también provocan cierta confusión entre los agentes. Se movió entre Valladolid y Traspinedo, pero dejando el móvil en casa, posiblemente con intención de despistar.
Con todas estas informaciones, los agentes piensan que Esther López pudo estar con él al menos hasta las 5:25 de la madrugada. Contradice su relato de que la había dejado en un cruce a las 2:45.