Los expertos han advertido a lo largo de la pandemia que los virus mutan constantemente. Eso explica, al menos, la aparición y rápida propagación de la variante Delta, que es la más contagiosa de todas.
Pero no será la última de las cepas del coronavirus que se conozcan. El director del centro de Salud y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Griffith, Hamish McCallum, dice que la "Delta no es el final".
Cuenta que la "evolución es el resultado de mutaciones aleatorias o errores en el genoma viral cuando se replica". En su teoría, recogida en The Conversation, este experto en enfermedades infecciosas cree que algunas mutaciones "serán buenas para el virus".
McCallum explica que "es más probable que las copias de estos genes ventajosos sobrevivan hasta la próxima generación". Sería a "través del proceso de selección natural". Tiene claro que la pandemia todavía se alargará en el tiempo.
Sospecha que "también es posible que se desarrollen nuevas cepas mediante recombinación". Esto ocurriría "cuando los virus adquieren genes de otros virus o incluso de sus huéspedes".
Pese a que en la actualidad se empieza a apreciar una caída en la incidencia de contagios, este experto no es muy optimista. Cree que la "evolución favorecerá las cepas de virus que darán como resultado una curva epidémica más pronunciada". Con un mayor número de casos en poco tiempo.
Esto le lleva a formular dos predicciones. Por un lado, es probable que el virus se vuelva "más transmisible". Llevaría a que una "persona infectada contagie a más personas".
Implicará, por lo tanto, que las nuevas variantes "tengan un número reproductivo R más alto". El segundo augurio es que disminuya "el tiempo que transcurre entre alguien que se infecte y lo transmita a los demás".
Este pensamiento viene a confirmar el alto nivel de propagación de la variante Delta. En muchos países ha tenido más presencia incluso que la primera cepa identificada. Asegura que "la cepa original de Wuhan tenía un valor R de 2-3, pero el valor R de Delta es de aproximadamente 5-6".
En cualquier caso, algunos estudios aseguran que está cifra podría ser incluso superior. Según precisa este experto, lo más probable es que "alguien infectado con Delta contagie al menos al doble de personas que la variante original".
El motivo de esto es que la Delta cuenta con una carga viral más elevada, lo que contribuye a que se transmita con más rapidez. También resultará más sencillo contagiar al aire libre y tras un contacto fugaz. Nada que ver con la variante de Wuhan, que requería de minutos para conseguir este efecto.
El papel de las vacunas para frenar la pandemia
McCallum incide en el papel que tendrán las vacunas en todo este proceso para frenar la pandemia. Los fármacos "funciona", pero resultan menos efectivos. Y es que en su día se desarrollaron para proteger contra la cepa original.
De ahí que sospeche que lo más probable es que nos veamos en la obligación de suministrar vacunas de refuerzo de "manera regular". Estarían pensadas para combatir las nuevas variantes que vayan apareciendo.
Este experto explica que las vacunas que existen en la actualidad son efectivas para disminuir el riesgo e contagio. Sin embargo, no bloquean de manera total la transmisión. Por eso cree que "podemos esperar un cambio hacia una mayor virulencia".
Como ya había advertido la comunidad científica en su momento, las personas no vacunadas sufrirán con mayor dureza los efectos del virus. Además, estima que las nuevas variantes harán que estos fármacos resulten "menos eficaces". A ello se le une que más personas se infectarán a partir de una sola persona.