Andrés, de 53 años y camarero de profesión, estaba obsesionado con el juego y gastaba mucho dinero en lotería. Así conoció a María Isabel, una vendedora de la ONCE del barrio Parque Sur de Albacete. Con el tiempo contrajo una deuda que acabó en una discusión y en el asesinato de la mujer.
Esta es la principal teoría sobre lo que pasó en el domicilio de Andrés el jueves 19 de agosto, el mismo día que desapareció María Isabel. La mujer, de 44 años, fue hallada sin vida en un habitáculo construido por el propio asesino para esconderla. Ahora habrá que resolver las incógnitas que aún siguen abiertas.
La principal es esclarecer si María Isabel murió accidentalmente, como Andrés ha dicho en su confesión, o si fue un crimen premeditado. El hombre ha confesado haber matado a la vendedora después de que ella cayera al suelo durante una discusión. Según esta versión, ella empezó a convulsionar y él aprovechó para asfixiarla.
Luego compró arena y cemento para levantar a toda prisa un habitáculo en el que encerrar el cadáver. María Isabel fue emparedada con su datáfono y un buen número de cupones. El engaño duró solo cinco días, los que tardó la policía en llegar hasta Andrés y encontrar el cuerpo sin vida de la víctima.
La hipótesis de la policía
Por ahora, la policía da por válida la explicación del detenido aunque la investigación sigue en marcha. La titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Albacete ha decretado la prisión provisional sin fianza para Andrés. Se le imputa un presunto delito de asesinato.
Andrés confesó ante el juez que acabó con la vida de María Isabel durante una discusión en su domicilio. Dice que la empujó al suelo y que la víctima cayó boca arriba y empezó a convulsionar. En ese momento aprovechó para asfixiarla, y luego escondió el cadáver.
Según la principal hipótesis de la policía, el detenido y la víctima mantuvieron una acalorada discusión en el domicilio de Andrés. Él la empujó y ella cayó de espaldas dándose un golpe mortal en la cabeza. Ese golpe fue suficiente para “acabar con su vida en el instante”.
El móvil del crimen
Además de saber cómo murió María Isabel, también será muy importante esclarecer el móvil del asesinato. Descartado el crimen pasional, los agentes se inclinan por un móvil económico. Todo apunta a que el detonante de la discusión habría sido la deuda que él contrajo con ella como cliente habitual.
En este sentido, la información ofrecida por el entorno de la víctima está siendo crucial. Los vecinos aseguran que Andrés y María Isabel se conocían desde hacía tiempo y que él era comprador habitual de lotería. Más detalles: los que le conocían bien le definen como un hombre amable y nada problemático, pero enganchado al juego.
A María Isabel todo el mundo la quería mucho, y su muerte ha causado gran impacto en su entorno. Sus amigas explicaron que Andrés siempre llevaba mucha lotería encima y que le compraba cupones a María Isabel desde hace doce o catorce años. Durante este tiempo habría contraído una deuda que no podía pagar.
Por un lado, aseguran que María Isabel no solía fiar a los clientes y no permitía retrasos en los pagos. Pero por otro lado, no descartan que “con clientes de tanto tiempo, alguno debiera dinero”. Esto refuerza la hipótesis sobre el móvil económico, ya que la discusión podría haberse desencadenado por eso.
Caso resuelto: así murió María Isabel
A cliente y vendedora les solían ver mucho juntos, aunque no mantenían ninguna relación sentimental. Ella desapareció a las 5 de la tarde, y cuatro horas antes les habían visto juntos en un bar. Se sospecha que de allí fueron a casa de Andrés, seguramente para discutir sobre el dinero que supuestamente le debía.
Allí fue donde, siempre según los primeros indicios, él empujó a la víctima y la mató. Así empezó la búsqueda agónica de esta vecina tan querida en el barrio. La noticia de su muerte cayó como un jarro de agua fría en el vecindario, donde el dolor se mezcló con la rabia y la indignación.
El mismo día que los investigadores encontraron el cuerpo de María Isabel emparedado, se llevaron detenido a Andrés. Los vecinos le increparon al grito de “asesino” mientras se iba esposado. Minutos después sacaban el cadáver de la víctima en medio de un silencio sepulcral.
Este fue el trágico desenlace de un crimen que ha sacudido la ciudad de Albacete. Allí siguen desaparecidas cinco mujeres, y en un principio se especuló que podría haber más cadáveres en el domicilio. Pero todo fue un bulo, y el caso de la vendedora de la ONCE no está conectado con el resto de las desapariciones.