Juan Carlos perdió la vida un 12 de marzo de 2015 de la manera más cruel y sanguinaria que se puede imaginar. Aquella noche se disponía a entrar en su garaje cuando cinco individuos le interceptaron y lo trasladaron hasta una cueva en Lanzarote.
Allí fue víctima de una brutal agresión que terminaría ocasionándole graves daños y provocando finalmente su muerte. Ahora se celebra el juicio para condenar a los principales autores de su asesinato a los que se les pide 25 años de prisión.
Los sospechosos creyeron que el cuerpo sin vida de Juan Carlos jamás se encontraría. No obstante, tras denunciar su desaparición, los investigadores lo hallaron el 21 de marzo en una cueva. El cadáver estaba atado de pies y manos y presentaba signos de haber sufrido una violencia extrema.
Juan Carlos tuvo una muerte "terrorífica"
Había sido un día como otro cualquiera cuando Juan Carlos regresó a su casa la noche del 12 de marzo de 2015. Sin embargo, nada más entrar en el garaje, cinco individuos se abalanzaron sobre él.
Le propinaron una paliza hasta poder atarlo de pies y manos y lo metieron en el asiento trasero de su propio coche. En él viajaron hasta la escombrera de Montaña Mina de Arrecife, en Lanzarote, donde había una cueva.
Al llegar, bajaron a la víctima del vehículo y lo metieron dentro para seguir torturándole hasta la muerte. Los investigadores sostienen que todo estaba preparado, ya que la cueva se encontraba acondicionada.
No fue hasta el 21 de marzo cuando la policía logró encontrar a Juan Carlos. Yacía sin vida y con múltiples golpes por todo el cuerpo, concretamente un traumatismo craneoencefálico severo, fracturas múltiples y afectación vascular intracraneal.
Graves daños que sufrió durante un largo periodo de agonía y que terminaron por causarle la muerte días después de su desaparición. Los forenses determinaron que entre el 13 y el 15 de marzo.
Un crimen organizado
José Carlos C.H., Néstor David P.P., Angelo D.D., Juan Antonio D.R., Antonio Enrique G.G. y Tania R.R son los principales sospechosos del asesinato. Así lo mantiene el fiscal y la acusación particular señalando la culpabilidad de los detenidos en un delito de asesinato con ensañamiento.
Mantienen que son los autores de una muerte calificada como "terrorífica" y tratarán de demostrar que todo estaba planeado. Al parecer, los acusados viajaron de manera continuada a Lanzarote en el mes de febrero. Su objetivo era obtener información de Juan Carlos mediante un dispositivo de rastreo instalado en su coche.
Se hicieron con todo lo necesario para controlar los pasos de la víctima llegando incluso a alquilar una vivienda y contratar un experto informático. Una vez que estaba el plan establecido, acondicionaron la cueva para la llegada de Juan Carlos.
La fiscalía ha advertido al Jurado que estén preparados para asistir a un relato "terrorífico y durísimo" donde se explicará el asesinato de la víctima. Recalcan que la banda se caracteriza por su "extrema violencia con sus víctimas" y con Juan Carlos no fue diferente.
Los acusados podrían terminar en libertad
Peritos, investigadores, policías y testigos están dispuestos a aportar todas las pruebas para ayudar al Jurado a dictaminar la culpabilidad de los sospechosos. Sin embargo, la defensa mantiene su inocencia y asegura que es capaz de demostrar que no están implicados en el crimen.
Al principio, se dijo que Juan Carlos era un conocido traficante de drogas y que su muerte se debió a un ajuste de cuentas. Una hipótesis que fue investigada y que se desechó por falta de pruebas.
El abogado defensor denuncia que la investigación "no ha sido seria ni objetiva" y que se están teniendo en cuenta "datos objetivamente inciertos". Con todo esto, confía en que el Jurado lo tendrá en cuenta y que sus defendidos no serán declarados culpables.