Jennifer Pan, de 35 años, era una estudiante brillante que tocaba el piano, hacía patinaje artístico y practicaba ballet y natación. Pero detrás de la imagen de hija perfecta se escondía una gran mentira. Y antes de que sus padres lo descubrieran todo, decidió acabar con ellos.
Nacida en Toronto (Canadá) el 17 de junio de 1986, Jennifer Pan era hija de un refugiado político vietnamita y una inmigrante. De pequeña asistió a una escuela católica, donde demostró ser una alumna aventajada. La niña deslumbraba a sus padres con su gran talento en las actividades extraescolares.
Piano, flauta, ballet, patinaje artístico, artes marciales, natación… la niña parecía no tener techo. Sus padres soñaban con que su hija se convirtiera en una deportista olímpica. Pero todos sus sueños se vinieron abajo cuando se rompió el ligamento cruzado de la rodilla.
Empiezan las mentiras
Esto marcó un antes y un después en la joven, que empezó a sacar malas notas y a usar la mentira de forma habitual. Urdió un ingenioso plan para falsificar las notas con la ayuda de tijeras, cola, viejos boletines y una fotocopiadora.
Poco a poco fue construyendo una personalidad más embaucadora que le permitió falsificar la carta de admisión a la universidad. Se inventó que había conseguido el dinero a través de un préstamo y una beca de 3.000 dólares. Pero todo era mentira, y en realidad no tenía ni el título de secundaria.
Detrás de la apariencia de estudiante brillante se escondía la gran mentira en la que se había convertido la vida de Jennifer. Para que no descubrieran la verdad, compró libros de farmacología que memorizaba en sus ratos libres. También decía que vivía en el campus, pero en realidad se iba a casa de su novio.
Jennifer y su novio Daniel se fueron a vivir juntos a un apartamento, que pagaban en parte con el dinero que ella ganaba dando clases de piano. También atendía el bar de la pizzería en la que su pareja era encargado de cocina, y además, este se sacaba un sobresueldo vendiendo marihuana.
Se descubre el gran engaño
Las mentiras de Jennifer tocaron a su fin cuando sus padres vieron algo extraño. Ella les había dicho que tenía un trabajo en un laboratorio, pero no tenía ningún uniforme con su nombre. Cuando llamaron a su mejor amiga de la universidad se destapó la gran mentira: nunca había vivido en el campus.
Jennifer, contra las cuerdas, trasladó a un amigo suyo su deseo de matar a su padre. Este le presentó a un extraño chico llamado Ricardo, que se ofreció voluntario para cometer el crimen a cambio de 1.500 dólares. En realidad resultó ser un estafador que huyó con el dinero.
Jennifer confió entonces en su novio Daniel, y juntos urdieron un plan para acabar con los padres de ellas. El chico accedió porque así podría quedarse con los bienes y los ahorros de la familia. Según sus cálculos, si el plan salía bien heredarían medio millón de dólares.
Para ejecutar su venganza contrataron a un sicario jamaicano llamado Lenford Crawford. Este puso un precio más alto, 10.000 dólares, pero a cambio garantizaba la máxima efectividad. Él y dos socios más formaron el grupo que acabaría con la vida de los Pan.
Los sicarios ejecutan su plan
El 8 de noviembre de 2010, los tres irrumpieron en su casa fingiendo un atraco. Uno de ellos apuntó al padre, mientras los otros subieron a por la madre y la hija. Una vez atados y amordazados les pidieron todos sus ahorros, y estos accedieron suplicando por sus vidas.
Tras saquear todos sus bienes, dos de los sicarios cubrieron la cabeza de los padres con mantas, los llevaron al sótano y les dispararon. Él recibió dos disparos, uno en el hombro y otro en la cara, y ella tres en la cabeza. Mientras agonizaban, los asesinos huían.
Jennifer, en el piso de arriba, llamó al 911 después de liberarse de sus ataduras. Dijo que habían asaltado su casa y que habían disparado a sus padres. Pero pocos segundos después se escucha la voz del padre desde el sótano: había sobrevivido.
Cadena perpetua para los cinco
El hombre había despertado instantes después de ser tiroteado y había salido por una puerta para pedir ayuda a su vecino. Fue trasladado a un hospital cercano, donde se recuperó a pesar de la gravedad de las heridas. Todos los implicados en el crimen, incluida Jennifer, fueron detenidos.
El 19 de marzo de 2014 comenzó el juicio que concluyó 10 meses después con la cadena perpetua para Jennifer, Daniel y sus tres cómplices. Jennifer Pan, la estudiante brillante que contrató a unos sicarios para matar a sus padres, escuchó la sentencia sin inmutarse.