El asesinato de Mónica Marcos ha provocado una indignación muy profunda en el barrio coruñés donde regentaba la panadería El Birloque. Como cada día, los clientes de Mónica se acercaban a comprar el pan, pero el local estaba "cerrado por razones ajenas a la empresa. Disculpen las molestias", rezaba un cartel en la puerta de la panadería.
Preguntando a los reporteros de prensa allí congregados, los vecinos se enteraban de la muerte violenta de Mónica Marcos Piñeiro. Ella es la mujer de 52 años que atendía dicha panadería.
Toda A Coruña se indignó al conocer este nuevo crimen machista, que provocó reacciones inmediatas de repulsa y solidaridad con la familia de la panadera.
La asociación de vecinos del Birloque se concentró a las ocho de la tarde para condenar el asesinato de Mónica Marcos. Fueron muchos vecinos los que no faltaron a la cita para censurar el crimen de la mujer. Además, la puerta de la panadería El Birloque se llenó de ramos de flores y mensajes recordando a Mónica Marcos.
El barrio de A Coruña que sigue en shock tras el asesinato de Mónica Marcos
"El barrio está consternado, vinimos para condenar al sinvergüenza que asesinó a Mónica. Matar no es gratuito bien y tiene que pagarlo. Los vecinos vinieron por ella y por sus hijos".
Así sentenciaba María Castellón, presidenta de la Asociación de Vecinos de San Cristovo. Los vecinos, rotos de dolor, rindieron homenaje a Mónica Marcos con un estruendoso aplauso.
"Justo ayer hablé con ella, y era una chiquilla tan cariñosa y amable con los clientes. Esto es muy duro y aquí cualquiera puede matar a alguien", contaba una vecina al periódico La Voz de Galicia.
Otra mujer del barrio, que escuchó los gritos del hijo de Mónica en plena noche, lamentaba lo sucedido. "No se me olvidarán en la vida, era como si me lo gritaran en la habitación. Es una pena, cuando la muerte es tan cercana, es muy complicada de digerir", sostenía esta mujer al citado medio.
"Las mujeres no morimos, nos matan"
Fran Rodríguez la conocía desde hace mucho tiempo. Siempre será recordada por su buen carácter y su simpatía. "La verdad es que yo he venido a por el pan como todos los días. Y, al encontrarme la tienda cerrada, me fui a otra que está un poco más lejos. Me acabo de enterar de lo ocurrido. Era muy buena persona y siempre de muy buen trato", se lamentaba.
Sonia y José contaban que hace años abrieron un negocio de hostelería y le cogían el pan y las empanadas a Mónica para su bar. "Es que la conocíamos de toda la vida y, además, tienen muy buen producto", señalaban aún en estado de shock.
"Me da pena lo que le sucedió a ella y pienso en cómo estará su padre", decía una de las clientas más fieles de Mónica. Ella comentaba que tenía una familia "que estaba siempre unida". Otra de las vecinas, muy emocionada, era muy tajante al respecto de los crímenes machistas.
"Las mujeres no morimos, nos matan", sentenciaba de forma rotunda. Aunque falta que sea oficial, todo apunta a que el nombre de Mónica se sumará a la lista de víctimas que han sido asesinadas por violencia machista.
"Nunca olvidaremos que los primeros palitos de pan que comieron nuestros hijos se los diste tú. ¡Basta ya!", confesaba una cliente de la panadería de Mónica.
A su vez, Silvia recordaba entre lágrimas cuando sus hijos comían "los trocitos de pan" que les daba la fallecida. "Y hoy ya no van a poder tomar su bocadillo", confesaba embargada por la emoción.