La emoción ha embargado a los asistentes a la misa en la madrileña parroquia de Santa Catalina Laboure, por el recuerdo de David Santos y el sacerdote Rubén Pérez, fallecidos el pasado miércoles en Madrid tras la explosión del edificio perteneciente a la Archidiócesis de Madrid, en el 98 de la calle Toledo.
La misa ha estado marcada por una estricta intimidad y han acudido tan solo los seres queridos de ambos jóvenes fallecidos el pasado miércoles. El Arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, estuvo en la primera parte de la Misa. D la casualidad de que Osoro fue el cardenal que ordenó sacerdote a Rubén Pérez el pasado mes de junio de 2020.
Misa Funeral por P. Ruben y David
El hermano de Rubén, fallecido como David en la explosión, ofició la misa
La misa fue oficiada por Pablo Pérez Ayala, el hermano sacerdote de Rubén, quien este jueves le daba la unción de enfermos y la indulgencia plenaria poco antes de fallecer en el madrileño Hospital de La Paz al no poder sobrevivir tras las graves heridas sufridas en la explosión.
«Es duro urgir a tu hermano, pero a la vez es una gracia muy grande», aseguraba durante la misa en Pérez Ayala. Al principio de la homilía, el Padre Pablo Pérez rogaba a Dios admitir «en tu paraíso, donde hay paz y alegrías eternas» a los jóvenes Rubén y David. «Fue una amistad fundada en Jesucristo. No es como otras veces, que buscamos la amistad en el pecado. Es una amistad donde se podía buscar una edificación».
«Ahora podemos pensar y decir que el Señor se ha equivocado. Veo a mi hermano con 36 años recién ordenado, con toda la vida por delante, podemos decir que solo le ha dado siete meses para hacer esto y no más tiempo. Nos lo podemos preguntar. El Señor le ha querido llamar desde hoy. Es un misterio enorme». Poco después, el sacerdote pedía a los padres de los fallecidos que este suceso «no nos impida dudar del amor de Dios».
La misa por David y Rubén alcanza las 120.000 visitas en Youtube
Uno de los pasajes más emotivos de la misa, que a través de Youtube tiene más de 120.000 visitas personas, ha sido cuando el sacerdote contaba cómo los hijos de David Santos se preguntaban si su padre «les cuidaría desde el Cielo», o el día que los sobrinos de Rubén dudaron de si su tío «se había llevado el teléfono para poder llamarle al Cielo». El padre Pablo Pérez recalcó que la comunión será idónea con David y Rubén.
En otro momento, el sacerdote hablaba de los meses duros que atravesarán ambas familias: «El desierto no es un sitio agradable, ya que es árido. Pero en el desierto es donde somos purificados. Os toca entrar en este desierto, pero no nos quedamos ahí. En el desierto el Señor purifica nuestras intenciones y descubrimos el amor del Señor».
El emotivo momento con el catequista de David y Rubén
Cristóbal Arjona, catequista de Rubén y David protagonizó otro momento emotivo en la homilía. Como haría el hermano sacerdote de Rubén, Arjona rechazaba que Jesucristo fuese un monstruo: «¿Tiene sentido que un presbítero, seis meses después de su ordenación, fallezca o que un padre de familia con niños y joven fallezca? ¿Es posible el consuelo? Cristo murió y resucitó al tercer día, abrió el Cielo. Se les ha abierto el Cielo a David y Rubén. Vamos a celebrar lo único que un cristiano puede celebrar hoy, pese a los cuerpos de nuestros hermanos aquí delante, y es que el Cielo se ha abierto y los dos están con el Señor», sentenciaba.