Desde que comenzó la pandemia del Covid-19 las mascarillas se han convertido en objeto de polémica. Si en un principio desde el Gobierno aseguraban que su uso no era necesario, poco a poco se fue instalando en nuestro día a día: primero se debían usar cuando no se podía respetar la distancia de seguridad y semanas después se estableció que el uso de mascarillas era obligatorio desde el mismo momento en que pisábamos la calle.
Comenzó entonces un desfile de todo tipo de mascarillas dirigidas a sentirnos mucho más a gusto con un artículo que prometía quedarse en nuestra vida durante mucho tiempo. Ahora ha habido un giro más de tuerca sobre el uso de las mascarillas.
Sanidad se plantea el uso obligatorio de las mascarillas FFP2
En la última comparecencia de Fernando Simón, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) informaba sobre la idea que se baraja desde el Ministerio de Sanidad de implantar el uso obligatorio de las mascarillas FFP2 en determinadas circunstancias.
Al igual que se ha establecido en algunos países de la Unión Europea, desde el gobierno de Pedro Sánchez consideran que «puede ser razonable» imponer el uso de este tipo de protección siguiendo el ejemplo de Austria o Baviera (Alemania) en determinados lugares como supermercados o en el transporte público.
Quirúrgicas frente a las FFP2
El uso de las mascarillas quirúrgicas está muy extendido. Si bien su utilidad está demostrada para evitar los contagios, desde Sanidad explican que las FFP2 son las que mejor protegen frente al virus, no solo al que la lleva sino al resto de la población debido a su alto nivel de filtración: «Se recomienda altamente al personal sanitario, que realiza maniobras que incrementan el riesgo de los aerosoles» afirmaba Fernando Simón.
En este sentido, Simón explica que la mascarilla quirúrgica es «más útil para evitar que una persona infectada transmita a otros», es decir, protege a los demás, mientras que la FFP2 proporcionaría una mayor protección «hacia dentro» evitando que nosotros mismos acabemos contagiados por el virus.
Sin embargo, el epidemiólogo ha afirmado que las mejores son las FFP3. «La FFP2 es algo menos eficaz, pero muy altamente eficaz, de sobra para la transmisión del coronavirus, si se mantienen el resto de medidas personales que se deben de aplicar» añadía. Pero hay que tener en cuenta que hace unos meses, fue el propio Fernando Simón el que calificaba las mascarillas FFP2 como «egoístas».
«Desde mi punto de vista, pueden ser las egoístas: yo me protejo y los demás me preocupan poco. Protegen también de infectar a otros, pero no tanto como las quirúrgicas» criticaba entonces, mientras ahora se retracta de sus palabras y cambia de parecer sobre la efectividad de ambas mascarillas.
El problema de las FFP2
Austria ya ha planteado la obligatoriedad el uso de mascarillas FFP2 y otros países de la Unión Europea comienzan a valorar hacer lo mismo. Aunque este tipo de protección tiene un problema: si bien tienen una efectividad del 94% no siempre se ajustan bien al rostro, algo primordial y básico para evitar los contagios. Si no se colocan bien y la mayoría de la población las usa, estaríamos en serio problema, ya que tendríamos un resultado negativo.
Debido a su forma de 'bozal' tapa boca y nariz en una proporción más pequeña que las quirúrgicas, por lo que un mal ajuste podría suponer un riesgo. En cambio, las quirúrgicas, con una forma mucho más cuadrada, abarca gran parte de la zona de la nariz y el comienzo de la boca.
El experto virólogo de la Universidad de Hamburgo Jonas Schmidt-Chanasit, defiende el uso de las mascarillas FFP2 siempre y cuando la población tenga una formación adecuada sobre cómo colocarlas bien, pues de lo contrario «las personas terminarán respirando a través del espacio entre la máscara y la cara en lugar de hacerlo a través del filtro».