Foto de David Santos Muños, fallecido en la explosión en el centro de Madrid

David, el electricista de 35 años en el origen de la explosión en el centro de Madrid

Era padre de cuatro niños y voluntario de la parroquia a la que había acudido para reparar la caldera que provocó la tragedia

David Santos Muñoz, electricista de 35 años y padre de cuatro niños, era feligrés de la parroquia Virgen de la Paloma y San Pedro Real, en la calle Toledo de Madrid. Ayer se encontraba revisando la caldera averiada del edificio junto a un sacerdote cuando se produjo la explosión que hizo saltar un edificio entero por los aires acabando con la vida de cuatro personas.

La Archidiócesis de Madrid confirmó ayer que uno de los fallecidos en el incidente fue David, que «había ido a echar una mano y al principio de la tarde estaba desaparecido». El hombre fue una de las cuatro víctimas mortales del incidente.

En su entorno explican que David era una persona muy querida en el barrio de la Latina, «un chaval muy cordial y del barrio de toda la vida, con una sonrisa eterna». Una de las personas que lo conocía bien explica que colaboraba en muchas actividades de la parroquia y solía ir a misa con su familia todos los fines de semana.

David vivía en el barrio de la Latina igual que sus padres, naturales de Cuenca, su hermana y, hasta hace poco, también su hermana. El dueño de un bar en la calle Toledo, la misma donde se encontraba el edificio que ayer explotó, cuenta que David, que era asiduo a su local, «era un chaval bien majo», y suspira: «menuda tragedia».

El fallecido en la explosión era electricista, residía en la misma calle Toledo donde estaba la parroquia, y trabajaba como operario del departamento de mantenimiento en el Metro de Madrid. Se enteró por un grupo de amigos que la caldera estaba estropeada y quiso echar una mano. Por eso acudió a la parroquia para revisarla, pero esta explotó mientras la estaba manipulando.

Como fiel devoto, David pertenecía una asociación de la iglesia católica llamada Camino Neocatecumental. Además de ser trabajador del Metro de Madrid, en su currículum figura un empleo en el departamento de mantenimiento industrial del Hospital de Móstoles, y también trabajó en la compañía Abengoa.

Tres víctimas mortales más

Junto a David hay que lamentar tres víctimas más. El último en confirmarse ha sido Rubén Pérez Alaya, sacerdote de 36 años que fue trasladado al hospital de La Paz con graves quemaduras. El propio entorno del sacerdote cuenta que se encontraba en estado crítico, con numerosas fracturas y la pelvis destrozada, y que estaba intubado mientras los médicos intentaban estabilizarlo para llevarlo al quirófano.

Uno de sus amigos explicaba en Twitter: «Rubén está en la UCI por la gran explosión del edificio de Madrid y van a operarle ahora de urgencia. Viví con él un año en Tierra Santa, rezaré por él para que salga vivo». 

De hecho, al principio se le dio por desaparecido, pero logró salir del edificio derruido por su propio pie. El joven fue ordenado sacerdote el pasado 20 de junio en la catedral de La Almudena, y al día siguiente dio su primera misa. Otro sacerdote, Matías, quedó atrapado en la quinta planta, pero fue rescatado y está fuera de peligro.

Junto a David y Rubén hay que lamentar otras dos víctimas mortales. Uno, de 85 años, es vecino del barrio, y otro tenía 35. También ha trascendido que el hombre que se encontraba junto a David en el momento de la explosión es sacerdote.

Un fuerte olor a gas

La explosión se produjo ayer a las 14.56 en la calle Toledo número 98 del centro de Madrid, a menos de un kilómetro de la Plaza Mayor y a un cuarto de hora a pie de la Puerta del Sol. Los testigos lo describen como un fuerte terremoto, y muchos pensaron incluso que se trataba de un atentado con bomba.

Fruto de la explosión el bloque, de siete plantas, quedó destrozado por completo. Además de los cuatro fallecidos hubo al menos 11 heridos. Emergencias y Policía Nacional atribuyeron la tragedia a un problema en la caldera. Pasadas las dos de la tarde un fuerte olor a gas inundó el edificio de la parroquia y comenzó a subir por las siete plantas. 

Al notar que el olor se volvía cada vez más intenso, uno de los sacerdotes dedició llamar a David, electricista y feligrés muy conocido en la parroquia. Este acudió rápidamente a la llamada y al inspeccionar una de las varias calderas la fachada del bloque saltó por los aires. Emergencias confirmó su muerte a las 7 de la tarde, y después la muerte de dos personas más. Esta noche falleció la cuarta víctima.