Un hombre de 34 años falleció a causa del coronavirus tras rechazar la vacuna. Lo peor de todo es que se burló de ella en las redes sociales, donde contaba con un importante número de seguidores.
Stephen Harmon se mostraba contrario a la vacunación, haciendo bromas con bastante regularidad sobre el tema. En un tuit aseguró que tenía "99 problemas, pero la vacuna no se trataba de uno de ellos".
Fue atendido en un hospital de Los Ángeles, que confirmó como causas del fallecimiento la neumonía y el COVID-19. En las jornadas previas a su muerte informaba sobre sus esfuerzos por mantenerse con vida. De hecho, no tuvo reparos en compartir fotos de su estancia en la cama del hospital.
Prácticamente fue retransmitiendo su estancia en el centro médico, además de la evolución de la enfermedad. "Por favor, recen todos. Quieren intubarme y conectarme a un ventilador", escribía en uno de sus últimos mensajes.
Ante la gravedad de la situación, reconoció que finalmente lo permitió. "No sé cuando me despertaré, por favor recen", solicitaba a los seguidores. Sin lugar a dudas, sus comentarios sirvieron de gran ayuda para aquellos que pensaban que la vacuna no servía de nada.
Pese a todo, siempre rechazaría la vacuna del coronavirus
Lo más sorprendente de todo, es que pese a encontrarse en una situación tan grave, nunca cambió de opinión. Mientras permanecía intubado volvió a recordar que volvería a rechazar la vacuna contra coronavirus. Desde la cama de un hospital entendía que su fe religiosa lo protegería, aseguró.
El creador de Hillsong, Brian Houston, confirmó su muerte el pasado jueves en un tuit. "Nos acaban de pasar la devastadora noticia de que nuestro querido amigo Stephen Harmon falleció de COVID-19", escribió.
En California se habían registrado en las últimas semanas un importante repunte en el número de contagios.
Sin embargo, el caso de este hombre no se trata de un hecho aislado. En los últimos días también se conocía el fallecimiento de una mujer que tampoco quiso recibir la inmunización.
Se trataba de Fernanda Vega, una mujer de Arizona de 47 años. Se mostró opuesta a la vacunación por miedo a las secuelas, pero contrajo el virus después de que se contagiara una de sus hijas.
Murió el pasado 13 de julio tras desarrollar un coágulo de sangre en los pulmones. Su viudo, Ismael Vega, explicó que no quiso recibir la vacuna al desconfiar de los efectos secundarios. Él sí que ha cambiado su opinión respecto a la inmunización.
Confirmó que acudiría a recibir el pinchazo para no correr el mismo final que su esposa. Mientras tanto trata de recuperarse de un brote de neumonía causado por el coronavirus.
Contó que "de repente llega la covid y un año después hay una vacuna. No conocíamos los efectos secundarios que podía tener", añadió.
La experiencia sufrida en sus propias carnes le motivará a inmunizarse. "Ahora voy a ponérmela. Lo que experimenté, no quiero que nadie más pase por ello", aseguraba emocionado.
Fue a principio de mes cuando los distintos miembros de la familia se contagiaron. La portadora del virus había sido una de sus hijas. Fernanda parecía encontrarse bien de salud, pero de una manera muy rápida empezó a empeorar.
La trasladaron al hospital, donde los médicos le encontraron un coágulo de sangre en los pulmones. En cuestión de una hora acabaría muriendo. "Todo lo que hice fue simplemente tomar su mano, masajear su cabello y decirle cuánto la extrañaba, señala el viudo.
Después de sufrir en sus propias carnes la dureza de la enfermedad, tiene claro que ahora debe vacunarse. Será la única manera de intentar esquivar los efectos del COVID-19.