La muerte de Anna y Olivia, las dos niñas de Tenerife secuestradas por su padre, Tomás Gimeno, pudo evitarse. En la noche que desaparecieron, los agentes de la Guardia Civil tardaron en reaccionar.
El día que la madre de las pequeñas acudió al cuartel, parece ser que nadie le prestó atención. Se había puesto en contacto con su expareja. Le aclaró que ya no volvería a ver nunca más a sus hijas.
Se trataba de la segunda comunicación que realizaba esa noche Beatriz con Tomás Gimeno. La primera tuvo lugar a las 21 horas. Aseguraba que había aprovechado para salir a cenar con ellas.
No era más que una estrategia para ganar tiempo. En ese intervalo, Tomás se desplazó hasta casa de sus padres, dejó las tarjetas de crédito y al perro. Nada que hiciera sospechar a sus progenitores.
Beatriz, en vista de la tardanza, optó por acudir al cuartel de la Guardia Civil de Radazul. Da la casualidad que en ese momento tenían otro asunto entre manos. Se trataba de una agresión sexual.
La hicieron esperar en el patio. Tiempo que Beatriz aprovechó para llamar de nuevo a Tomás hasta en dos ocasiones. A las 22.30 y a las 22.40 horas.
La situación se fue complicando, e incluso un agente llegó a hablar con Tomás a través del móvil de Beatriz. Lo hizo con el altavoz puesto y el guardia escucho al padre de las niñas que se encontraba fuera de la isla. Pese a insistir en que no volverían a ver las niñas, la Guardia Civil no se preocupó.
Interceptado en el puerto
Tomás Gimeno fue interceptado en el puerto por una patrulla del servicio marítimo 45 minutos después. Regresaba a tierra sin ningún tipo de carga. Tampoco contaban con ninguna orden de detención.
Su expareja no había presentado la correspondiente denuncia y Tomás se quedó sin batería. Resultó imposible localizarlo y tampoco había opción de poner una denuncia por secuestro parental.
Hay muchos frentes abiertos que están permitiendo esclarecer un poco más las últimas horas con vida de las niñas. Esa tarde, en torno a las 17.30 horas, la actual novia de Tomás ya sabía que se marchaba.
Tenía orden de abrir un sobre con dinero que le había dejado e incluso contactó con ella para despedirse desde una embarcación. Hizo lo propio también con su padre y algunos amigos.
La actual pareja aclaró que durante la conversación, él le dijo que las pequeñas necesitaban a su madre. Incluso tuvo tiempo para charlar con Beatriz, de la que hablo de su matrimonio. Aprovechó el tiempo en la lancha para realizar llamadas y enviar mensajes.
El último mensaje que consta en su dispositivo fue a las 2.27 horas. Pero nadie hizo nada pese a las peticiones de la madre.
Un caso con muchas incógnitas
Aún queda por esclarecer la causa concreta de la muerte de Olivia. El edema agudo de pulmón no permite aclarar si el motivo real del fallecimiento fue el ahogamiento o la inhalación de tóxicos. En casa de Tomás se encontraron relajantes musculares, pero se desconoce si los empleó para sedar a las niñas.
En cualquier caso, no hay constancia ni pistas que demuestren eso. Se trataba de una medicación que estaba tomado él a consecuencia de una rotura de las costillas. En el frigorífico también hallaron restos de un antialérgico de bebé que provocaría el mismo efecto si se toma en grandes cantidades.
La juez asegura que tanto Anna como Olivia murieron en la vivienda, aunque no aclara como acabaron con su vida. Señala que el cuerpo de Olivia fue envuelto en una toalla, para a continuación introducirlo en una bolsa de basura.
Los trabajos también se están intensificando en el agua para localizar el cuerpo de Anna.