Anna y Tomás Gimeno siguen desaparecidos una semana después de que Olivia fuera hallada en el fondo del océano. Fernando Echegoyen, perito náutico y analista de naufragios, explica en 'El Español' qué opciones reales hay de encontrarles.
«Es mucho más complicado que encontrar una aguja en un pajar. No imaginaríais lo difícil que es buscar algo a mil metros de profundidad y lo inhóspito que es el fondo marino», desvela. Hay que señalar que el Ángeles Alvariño retomó las labores de búsquedas tras tres días parado.
«Va a ser muy complicado encontrar el cuerpo de Anna, muy complicado. Ojalá me equivoque, pero me temo que va a ser muy difícil», comienza el experto. «Hablamos del cuerpecito de una niña de un año, que puede pesar ocho o nueve kilos que ha sido sumergido hace 50 días».
«La sonda multihaz con la que trabaja este barco apenas discrimina el cuerpo humano. El cuerpo humano está compuesto mayoritariamente por agua y el agua no da señal por la sonda».
Además, el perito náutico cuenta que «el cuerpo de Anna, sin lastre, se ve opaco al sonar de barrido lateral. Es invisible a la sonda multihaz y puede estar allí, igual está a dos cientos metros de distancia, y no se localizaría nunca».
«Si hubiera quedado enganchado algún plomo, o lastre, sería más fácil»
Echegoyen desvela cómo funciona el dispositivo del Ángeles Alvariño, «una lata de refresco, aunque esté a mil metros, saldría reflejada. Ese metal sí lo detecta y ahí es cuando se sumerge el submarino, el que subió a superficie a Olivia».
Y explica lo siguiente: «Pero el cuerpo de una bebé, que tras tanto tiempo sumergido en el mar, puede estar muy deteriorado, es casi imposible. Si hubiera quedado enganchado algún plomo, o lastre, sería más fácil», confiesa.
Tras hallar a Olivia, todo parece que Tomás lastró con el ancla dos petates en los que antes había metido el cuerpo de las pequeñas. También el de Anna y el ancla fue clave para dar con Olivia. También la botella de oxígeno encontrada en la misma zona dos días antes.
«Aquí el quid de la cuestión es que encontraron la botella, y que encontraron el ancla con la que habían lastrado los dos petates. El metal fue determinante con la sonda multihaz».
«A raíz del lugar donde habían encontrado la botella, centraron la búsqueda y el ancla permitió la localización de la pequeña Olivia». Fuera del lastre, todo se torna más complicado para encontrar a la pequeña.
«Ojalá aparezca el cuerpo de la niña, para que Beatriz puede tener paz. Para que toda España podamos tenerla porque estamos todos conmocionados», sentencia Echegoyen.
¿Hay posibilidades de encontrar a Anna Gimeno?
El experto en temas náuticos expone que «en el fondo del mar puede pasar cualquier cosa. Es cierto que la ha podido coger una corriente, se ha podido meter en una grieta. Aunque yo pienso que no está muy lejos del lugar donde localizaron a Olivia», dice Echegoyen.
Sabe cómo es la orografía de las islas y es experto en naufragios. «Se ha podido desplazar algo, en cualquier caso se distanciaría poco», afirma.
«El veril de sonda, que es una línea que marca la profundidad que tiene la zona, indica mil metros. Anna ha podido seguir sumergiéndose algo más, pero mínimo, solo si la ha arrastrado alguna corriente y ha ido cuesta abajo».
El perito apunta algo clave. «Las Islas Canarias tienen origen volcánico y son unas montañas que salen del mar. Entonces, ha podido seguir bajando y podría estar algo más profundo», dice.
«El problema no es a qué distancia esté Anna de su hermana, sino que se ha salido y no tiene nada que alerte al sistema». El cuerpo, al salirse de la bolsa, es muy difícil de observar.
La opinión del experto sobre el paradero del padre de las niñas
«No soy experto criminalista, y no tengo autoridad en ello, pero tengo dudas de su paradero. Le veo capaz de todo y existe la posibilidad de que se haya suicidado en el mar, claro, pero también la duda. Empezando por su Señoría, que ha decretado orden de busca y captura», apunta Echegoyen.
«El barco de Tomás Gimeno ha aparecido a 12,6 millas náuticas del punto dónde apareció el cuerpo de la pequeña Olivia. Esto son unos 20 kilómetros de distancia. El barco no ha podido ir derivando tanto», confiesa el experto.
«Apareció unas 15 horas después y en ese tiempo el barco no llega ahí solo. Faltan algunos datos por conocer para determinarlo al cien por cien, pero estoy convencido de que Tomás navegó hasta allí».
Aunque sí hay algo que tiene claro. «No me quita nadie de la cabeza que Tomás llegó navegando. Puede pasar dos cosas: que se suicidara allí, frente al puertito de Güímar, que también hay mucha profundidad… o quién sabe qué».
Por último, se refiere al «punto de búsqueda, que es distinto. Hablar de 15 o 20 km en alta mar es hablar de unas superficies submarinas enormes». Podría haberse suicidado, pero no es algo probado, «fue capaz de matar a dos ángeles, es capaz de cualquier cosa».