Pasan las horas y la desaparición de Esther López, lejos de resolverse, parece complicarse cada vez más. Esta mujer de 35 años y vecina de Traspinedo (Valladolid) desapareció el 12 de enero de forma misteriosa. En las últimas horas se ha producido una detención, y hay otras dos personas en el foco de la policía.
El principal obstáculo para los investigadores están siendo las mentiras y contradicciones en las que están incurriendo los sospechosos. El detenido se llama Ramón, alias ‘El Manitas’, y cuenta con un largo historial de altercados. Los otros dos iban en el coche con Esther antes de que esta desapareciera.
Tanto Ramón como estos dos sujetos han mentido sobre lo que ocurrió la noche en la que Esther desapareció. Por eso todas las sospechas recaen sobre ellos, y los investigadores tratan de obtener una pista que desencalle el caso. Mientras, siguen buscando a Esther en la zona donde desapareció y donde viven los sospechosos.
Tres sujetos sospechosos
Los tres investigados por la desaparición de Esther López no forman parte de su grupo de amigos habitual. De hecho, la chica estuvo viendo el partido de fútbol por la noche con sus amigos, pero luego acabó en otra casa. Concretamente en la de uno de los sospechosos, ubicada en la urbanización El Romeral.
Se trata de una zona a cinco kilómetros del centro, en las afueras de la localidad. Un amigo la dejó cerca del restaurante La Mañana de madrugada, y a partir de ahí se le pierde la pista. En sus declaraciones, varios testigos coincidieron en un dato relevante: últimamente Esther iba con malas compañías.
También afirman que aquel día la joven tenía ganas de más fiesta y que propuso ir hasta Valladolid. Inicialmente pensaron que podría tratarse de una desaparición voluntaria, pero cuando vieron que pasaban los días y no contestaba las llamadas, denunciaron a la policía. Y entonces, algo llamó la atención de los investigadores.
Ramón mintió sobre la llamada
Un vecino del pueblo reveló a la policía el comentario sospechoso que le hizo Ramón, un hombre de mediana edad con antecedentes de violencia. Según explicó, afirmaba haber hablado por teléfono con Esther el domingo 17, cinco días después de haber desaparecido. Pero no consta tal llamada en el registro telefónico.
Los agentes confirmaron que Ramón ‘El Manitas’ estaba mintiendo y pasó a ser el principal sospechoso. Creen que Esther estuvo en su casa aquella noche, de forma voluntaria o por la fuerza. Los agentes estuvieron en su chalet interrogándole y buscando pruebas, pero el hombre niega tener nada que ver.
Ramón contó que había hablado con Esther y que esta le había dicho que se había ido a Valladolid con un amigo. Pero se ha demostrado que esta llamada no existe, y está claro que mintió para despistar a los investigadores. Además, Ramón es íntimo amigo de uno de los dos jóvenes que vieron a Esther por última vez.
Los otros dos también mintieron
Estos dos jóvenes, que no pertenecen al círculo de amigos habituales de Esther, también están bajo sospecha. Contaron que estaban los tres en el coche (ellos dos y la chica) y que hicieron una parada para dejar a uno de ellos. Según esta versión, uno de los jóvenes y la chica se fueron a casa de él.
Pero los agentes han confirmado que esto también es falso y tratan de esclarecer cómo llegó Esther a casa del detenido y qué pasó allí. Ahí está, seguramente, la clave para desencallar este caso que se complica cada vez más. En las últimas horas, la búsqueda de la joven se ha trasladado al río Duero.
Los agentes siguen registrando el chalet y el coche del detenido, y no quitan los ojos de encima de los otros dos sospechosos. En paralelo, unidades especializadas rastrean las aguas y las orillas del río Duero, en la zona cercana al chalet del detenido. Creen estar cerca del final, pero de momento todo sigue siendo un gran misterio.
Ramón, en huelga de hambre
Ramón, el único detenido hasta ahora por la desaparición de Esther, defiende su inocencia y se ha puesto en huelga de hambre. Se ha negado a prestar declaración ante la policía y fuentes de la investigación confirman que "no ha contado nada". Su abogada defiende su inocencia.
"Está agotado pero sigue en sus trece", ha contado la letrada Lorena Iglesias, "y yo le creo porque le conozco desde hace quince años". Según ha desvelado la abogada, Ramón reconoce que conocía a la desaparecida pero afirma que nunca le haría algo así. Considera que su detención es injusta.
Ramón siente que es cabeza de turco de la investigación, "una presa fácil". Por eso se negó a tomar líquidos e ingerir alimentos, hasta el punto de que tuvo que ser trasladado al hospital.