Rafa Nadal venció ayer a Casper Ruud en Roland Garros, consiguiendo su decimocuarto Grand Slam en París, y el 22 en el total de su carrera. Pero lo cierto es que sus declaraciones tras otra final ganada por Rafa Nadal han confirmado los peores augurios de Xisca Perelló.
Y es que Xisca Perelló ha visto como el campeón de Manacor no podía esconder su preocupación, a pesar de estar contento por una nueva victoria en Roland Garros.
Rafa Nadal gana su 14 Roland Garros, pero saltan las alarmas por su lesión
El marido de Xisca Perelló afirmó que se vio obligado a inyectarse un anestésico en el nervio antes de cada partido que jugó en la tierra batida de París. Y por esa razón, vio mermada su sensibilidad en el pie, lo que provocaba un riesgo de padecer otras lesiones. "He jugado sin sentir el pie, el pie estaba absolutamente dormido, era la única forma en la que podía jugar", recalcó.
Así las cosas, Rafa Nadal dejó claro que no es aconsejable continuar con este tipo de solución para su problema en el pie. "Si funciona continuaré jugando, si no, será otra historia, me plantearé si estoy dispuesto a operarme", señaló el mallorquín. Eso sí, esta opción no le asegura recuperar el pie y tendría que estar seis meses de baja.
"Eso lo tendría que hablar conmigo mismo, con calma, porque sería una decisión de vida, de saber si compensa estar medio año parado, sin seguridad de nada. Tendría que entender mejor las cosas para tomar esa decisión que ahora no estoy preparado para tomar", expuso.
"La vida es más importante que otro título. Mi carrera ha sido mi prioridad toda mi vida, pero no está por encima de mi felicidad. Si sigo siendo feliz, seguiré, si no, haré otra cosa", recalcó Nadal.
El Síndrome de Müller-Weiss, la lesión crónica que no deja dormir a Rafa Nadal
Xisca Perelló sabe que su marido sufre el Síndrome de Müller-Weiss. Esta es una enfermedad degenerativa en ese hueso de la parte media-superior del pie clave para la movilidad. Para la actividad de un deportista profesional, esta lesión no tiene cura.
En 2004 se retiró del torneo de Estoril por una fractura por estrés en el escafoides del pie izquierdo. Un año después, en Madrid, en la final del Masters 1000 en la que remontó heroicamente a Ivan Ljubicic, saltaron todas las alarmas. El "bultito" parecía que se había partido en dos.
El mallorquín mide 1,85, pero calza un 42, por lo que la base que sostiene su cuerpo es pequeña. Según los médicos, la dolencia del pie es la que ha podido provocar la tendinitis en las rodillas que le han tenido tanto meses parado.
Ya en 2022, después de ganar en Australia, Nadal dejó claro que el problema era grave. "Tengo el escafoides partido por la mitad, es un problema sin solución", sentenció.
Rafa Nadal tiene que buscar una solución válida para su problema
"Hace mes y medio, no sabía si volvería a jugar al tenis de forma profesional", confesó. "Siempre ha tenido problemas con el pie, pero hasta ahora solo afectaba en los entrenamientos y en momentos puntuales. Pero llegó un punto en el que los tenía con más frecuencia. No solo entrenando, también en partidos", desvelaba Carlos Moyá, su entrenador.
Tras su alarmante cojera de Roma, Nadal confiaba en llegar a Roland Garros poniéndose en manos de Ángel Ruiz-Cotorro, su médico personal.
El caso es que un tratamiento con infiltraciones y anestesia local le ha permitido jugar, y ganar un nuevo Grand Slam. Pero el abuso de dicho tratamiento no es bueno. Nadal tiene que buscar una solución válida para su problema y pensar en la salud para el futuro, un dilema difícil de resolver.