Saray Montoya se convertía el pasado mes de agosto en protagonista de la actualidad. Y no por sus diseños o sus intervenciones en programas de televisión. Era noticia porque ella y su hija, Naiara, habían sido apuñaladas por el cuñado y el suegro de la primera.
Este suceso trajo consigo que los agresores huyeran y que ellas concedieran distintas entrevistas para narrar y denunciar lo ocurrido. Sin embargo, desde entonces, la situación ha dado muchos giros y esto las ha llevado a tomar una decisión. Se han sentado en un plató para ser más claras que nunca.
Saray Montoya se sincera
En las últimas semanas, quienes agredieron a estas dos mujeres decidieron entregarse. Y no solo esto, las acusaron a ellas de ser las que les atacaron. Es más, incluso han afirmado que la figura de Gipsy Kingsquiso acabar con la vida de su cuñada, Marina.
Todas estas acusaciones han sido negadas por Montoya, pero ha querido hacerlo públicamente. Por esto, ha acudido al programa Viva el verano para aclararlo todo.
Eso sí, lo primero que ha expuesto es la enemistad que existe en la familia y que podría ser la responsable del citado suceso. Al respecto ha manifestado: “Es un odio que viene de muchos años atrás y está metido en las tripas. Llevo 24 años casada y con ellos, en total, he podido tener unos tres años de relación”.
“Ellos eran buenos gitanos y me pidieron la mano cuando no había cumplido los 16 años. Yo soy de familia del artisteo y ellos de la venta ambulante, ni mejor ni peor. Mi abuelo, que ejercía de mi padre, le dijo a mi marido si sabía cantar, lo invitó a ir con nosotros de gira y de ahí surge todo”.
Tras dejar patente esta cuestión, ha arremetido contra sus agresores. Lo ha hecho diciendo: “Han querido asesinarme. Cuando una persona dice «Saca la escopeta que la vamos a rematar» es porque venían a tiro hecho, eso ya estaba planeado”.
Saray Montoya da detalles de la agresión
La versión de los familiares que las agredieron es que actuaron en defensa propia. Y aquella ha querido ser desmontada por Saray, por lo que ha aclarado detalles que ahora se ponen en cuestión.
En este sentido, ha expuesto: “Su abogado ha dicho que venían a hablar, pero alguien que viene a hablar no viene con palos. Tengo una prueba en la que se oyen los timbrazos y los golpes de los palos en la puerta. La prueba es que yo tengo un audio que en ese momento le estaba mandando a una prima”.
“Gracias a Dios lo tengo grabado. Por ahí ya se tiene que desmontar”.
Aclarado este primer aspecto, ha entrado de lleno en otra acusación que se le ha hecho. En concreto, que las tijeras de la agresión eran de ella. Y también ha sido muy clara: “Ellos dicen que, como mi profesión es ser costurera, las llevaba yo”.
“Pero no es así. Yo no las llevaba porque estaba tomando café en casa de mi tía. Yo les preguntó que cuál era la razón por la que ellos traían tijeras ¿A qué se dedican? Yo no lo entiendo”.
“Dejaron allí una de las tijeras y varas llenas de sangre que las tiene la policía”.
Y a esto ha añadido: “Yo tengo pruebas de todo y los voy a desmontar”. De igual modo, la que fuera participante de Supervivientes ha reconocido que “sigo viviendo con miedo a que haya más represalias”.
Unas palabras estas últimas que han sido respaldadas por su hija. Esta también tiene el mismo temor porque ha definido a sus agresores como “psicópatas”.