Si por algo se caracteriza Letizia es por su fuerte carácter, lo que a la larga ha terminado jugando en su contra. El problema es que ese comportamiento podría afectar a su hija, la princesa Leonor.
Recientemente, la reina Letizia decidía que la futura heredera no debería asistir a una cita muy importante para la realeza. La esposa del rey Felipe era una de las grandes ausentes en la gala de celebración del 18 cumpleaños de la princesa Ingrid de Noruega.
Una ausencia que estaría bastante justificada, ya que Letizia "no quería encontrarse a su némesis, la princesa Chantal de Grecia. Se detestan desde que Chantal la criticó en Twitter a raíz del episodio de Palma".
Eso, sin contar con que Letizia siempre "ha despreciado el tono elitista que tienen ese tipo de celebraciones cortesanas, así como la compañía de los 'royals'".
Sin embargo, eso también afecta a la princesa Leonor, que justo acaba de terminar su primer año en el UWC Atlantic College.
Sin embargo, Alexia de Holanda, compañera del mismo centro de estudios, se encontraba en una situación parecida, aunque sus padres no vieron en ello un problema para no asistir a la celebración de Ingrid.
Letizia ha dejado claro que no quiere que su hija se relacione con el resto de herederas al trono europeo, que protagonizaban un posado histórico en dicha celebración. Sobre todo, porque considera que "no sería el mejor punto de partida para una monarquía que pretende ser sencilla y democrática".
Algo que marca una gran diferencia y pone a la esposa del rey Felipe en el punto de mira una vez más.
De lo que no cabe duda, es de que nadie se atreve a llevarle la contraria en sus decisiones, "ni siquiera su marido".
Letizia prohíbe a Leonor acudir a una fiesta "de pijos" y Felipe no se atreve a discutirlo
Letizia nunca ha tenido problema en imponer su carácter, ni siquiera si eso suponía protagonizar un escándalo, tal y como sucedía con su suegra, Doña Sofía.
Las imposiciones de Letizia que nadie se atreve a cuestionar
Así, nadie duda de que también ha criado a sus hijas con una estricta y férrea disciplina.
Hace poco, Jaime Peñafiel sacaba a relucir que la docuserie de los 'Borbones, una familia real' tenía la única intención de "lavar la imagen de Letizia".
En su opinión, Ana Pastor y el guionista Aitor Gabilondo "son unos cortesanos de padre y muy señor mío".
"Colaboran en una operación mediática dictada por la Consorte real para ensuciar y hundir al Rey Juan Carlos, endiosar a Felipe VI y, sobre todo, ensalzar a Letizia, afirmando que es la única de la familia que no está manchada por un escándalo", sentenciaba el periodista.
Hasta el momento, la reina ha conseguido su objetivo, que no era otro que el de limpiar la imagen de la familia real de los escándalos que amenazaban con hundirla.
Así, conseguía incluso deshacerse de su gran enemigo, Don Juan Carlos. El emérito "piensa que su nuera está detrás de lo que él considera una campaña en su contra y cree que ha instigado a su hijo para que lo repudie".
Aunque, al fin y al cabo, lo único que habría hecho Letizia es tomarse la revancha. Durante sus primeros años como princesa de Asturias, Letizia tuvo que hacer frente a muchos ataques.
"Se la acusaba de todo: de ser una frívola interesada solo en los modelitos y en las operaciones de estética, de tratar mal a su suegra…"
A lo que se suma también "llevarse mal con las cuñadas, tener problemas de anorexia, e incluso de no educar bien a sus hijas".
Un acoso y derribo constante que, en su opinión, servía únicamente para tapar los escándalos de su suegro.