Rafa Nadal se alzó este domingo con su decimocuarto Roland Garros. La brillante trayectoria del tenista español sobre la tierra batida de París le ha permitido meterse en el bolsillo al público francés. Sin embargo, en las últimas horas ha comprobado como en algunos sectores también se ponía en entredicho su buena labor.
El diario deportivo de referencia en el país vecino, L'Equipe, consultaba con un médico la legalidad de las inyecciones que recibía el manacorí. Estas infiltraciones le dormían el pie y le permitían jugar sin molestias.
"Las inyecciones de Nadal plantean dudas, pero están permitidas", recogía este lunes el periódico francés. Explican que estos "anestésicos están autorizados en el tenis", pero no otros fármacos como los glucocorticoides, que se usan para combatir el dolor.
Estos últimos estarían prohibidos desde el 1 de enero y solo podrían usarse si se dispone de "una autorización para uso terapéutico". La opción empleada por el deportista español es totalmente legal y muy usada "en muchos deportes para este tipo de molestias". Así lo confirmaba el doctor Olivier Rouillon al medio.
De alguna manera, el triunfo de Rafa Nadal volvía a escocer al público de Francia. No encajan bien la clara superioridad del discípulo de Carlos Moyà. Pese a llegar a París en un estado de forma que no era el adecuado, consiguió imponerse en su torneo preferido.
Antes de cada partido estuvo recibiendo un par de inyecciones a distancia en los nervios del pie. También le añadían antiinflamatorios para conseguir reducir la sensibilidad de la extremidad. Fue una medida a la desesperada que posiblemente no vuelva a repetir.
Sabía que era la única manera de competir en condiciones, aunque eso podría acarrearle algún problema de salud. Principalmente porque el problema físico seguía estando presente pese a que conseguían rebajarle los dolores.
Rafa Nadal confirmó a la conclusión del partido de este domingo que se iba a someter a un nuevo tratamiento. Se trata de una "intervención en los nervios". Por medio de unas "inyecciones con radiofrecuencia pulsátil que me podrían ayudar a disminuir las sensaciones en el pie", aclaró.
El problema que arrastra Rafa Nadal se conoce como Síndrome de Müller-Weiss. Lleva mucho tiempo padeciéndolo, aunque se agravó a partir del Master 1000 de Roma, donde salió cojeando de la pista.
Está previsto que comience con él la próxima semana. Se pondrá en las manos de su médico de confianza, el doctor Ángel Ruiz Cotorro. Es el que le ha asesorado durante su estancia en Francia para que pudiera jugar sin molestias en Roland Garros.
Parecía que la guerra entre Francia y el balear se había dado por concluida. Solamente había que comprobar la reacción del público de París durante los últimos días, mucho más cercano con él. Pero todo era fruto del espejismo.
El año pasado también hubo un intento por difamar al tenista. En aquella ocasión, el exjefe de la Agencia Antidopaje de Francia Jean-Pierre Verdy expuso posibles casos de dopaje en un libro. Sin embargo, nunca lo llegó a probar.
Acusaban a Rafa Nadal de poner trabas en los controles
Rafa Nadal siempre estuvo en el punto de mira de los galos. En el caso de Verdy, no llegó a acusarle de dopaje por las posibles consecuencias que podría tener eso. Pero sí que le colocó entre los tenistas que más pegas ponía en los análisis médicos.
En una entrevista a L'Equipe explicó que "controlarle era un crimen". Tanto el español como su equipo de trabajo se mostraban "muy hostiles". Y pone de ejemplo que después de pasar un control acabará perdiendo contra Soderling o Djokovic.
Con anterioridad fue la exministra de Deportes Roselyne Bachelot la que cuestionó la limpieza del manacorí. En una tertulia en 2016 le acusó de doparse. Sus palabras le costaron una multa de 10 000 euros por difamación.
Nadal también fue víctima de los ataques de los guiñoles. Después del positivo de Alberto Contador, le señalaron a él y a otros deportistas como Casillas o Paul Gasol.