María, la hija de Verónica Forqué heredó de sus padres la pasión por el arte y la cultura. A diferencia de ellos, la joven optó por seguir un camino distinto al del cine. Orientó su carrera hacia los perfomances con su propio cuerpo.
Su obra se define como transgresora, iconoclasta, que no consigue pasar precisamente desapercibida. Ella en sí tampoco es sencilla de definir. Se licenció en Bellas Artes con el propósito de plasmar sus pensamientos en sus trabajos artísticos.
Los collages, la pintura y hasta alguna incursión como DJ han marcado la trayectoria profesional de María. En todo momento contó con el respaldo de Verónica Forqué, que veía con buenos ojos todo lo que se proponía.
Se le conoce en el mundo del arte como Virgen María. Ella se ha encargado de aclarar en alguna ocasión el motivo de este sobrenombre. "En los templos de hardcore y de hardstyle a los que acudía se iba a rezar al DJ", explicaba.
La mayoría eran "hombres, como mesías a los que se veneraban. Entonces pensé que quería ser la Virgen. La deidad de los templos de sonido que para mí son más iglesia que la propia iglesia", confesaba.
El mundo del arte llamó a su puerta desde bien temprano. Cuando sus obligaciones educativas se lo permitían era habitual verle en los rodajes de sus padres. Estudió en el colegio bilingüe Bristish Council de Pozuelo de Alarcón.
En los últimos tiempos ha centrado su obra en los perfomances con su propio cuerpo. Se le puede ver desnuda, cubierta de sangre o blanca como un zombi. No es precisamente una chica tímida.
Siempre que ha posado en un photocall o que ha tenido que desfilar por una alfombra roja lo ha hecho con mucha naturalidad. Mostrándose tal y como es en la realidad.
Se le ha visto acudir a estos eventos con transparencias que dejaban ver su ropa interior, looks a lo Morticia Addams o tangas de cuero. En el estreno de La casa Gucci apareció con un body negro con aperturas, rejillas y transparencias.
Su acompañante, el artista Filip Custic tampoco pasaba desapercibido. Llevaba una camisa blanca con un arnés de cuero, y unos pantalones desabrochados que mostraban sus calzoncillos.
La hija de Verónica Forqué ha tratado de aprovechar el tiempo al máximo. Pese a su corta edad, 31 años, ha llevado una vida muy intensa.
María estudió interpretación en Nueva York. Sin embargo, hubo un viaje que le mantuvo alejada de su familia durante dos años.
En compañía de su entonces pareja decidió marcharse a Tailandia. Él es el faquir y artista Paco Polo. Había optado por esta medida con intención de alejarse del trasiego de Madrid.
Verónica Forqué sufrió por la marcha de María
Pero su ausencia agravó aún más los problemas mentales de Verónica Forqué. Vio como perdía a su hija durante un largo periodo de tiempo.
Buscaba un lugar más tranquilo, que le permitiera empezar de cero. Nunca fue dada a acudir a actos públicos o eventos. No encajaban con su forma de ser.
Sin embargo, con el tiempo María se dio cuenta de que estos le interesaban. Era una forma de hacer contactos y de abrirse un hueco en el mundo del arte.
No puede decirse de ella que trate de esquivar la polémica y el escándalo. Dispone de varias cuentas en la plataforma de contenido adulto OnlyFans, que le aportan unos 5000 ingresos al mes. Allí suele posar ligera de ropa o incluso sin ella.
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Hace unos meses sorprendía a todo el mundo con una revelación. Vendía sus bragas usadas por unas cantidades que oscilaban entre los 100 y 600 euros. El precio variaba en función del tiempo de uso y del diseño.
Verónica Forqué estaba al tanto de todo esto y la respaldaba. Su padre siempre ha sido más discreto en este sentido y nunca ha hablado de su vida privada.