España sigue conmocionada por el accidente de tráfico que el pasado domingo dejó cinco muertos en Valencia, tres de ellos entre 18 y 21 años. Las autoridades plantean que se trata “probablemente del accidente más grave en la provincia en los últimos 25 años”. La Guardia Civil sigue investigando las causas del choque frontal.
Lo que se sabe es que un Opel Vectra conducido por un hombre de 87 años circuló durante seis kilómetros en sentido contrario por la A-7. La principal hipótesis es que el conductor, Vicente, se despistó y se metió en la autovía en dirección contraria. En el kilómetro 395,8, a la altura de Rotglà i Corberà, impactó con el otro vehículo.
Vicente y su acompañante Luisa, de 89 años, murieron en el acto. La otra ocupante del vehículo, su esposa Carmen, sigue ingresada con pronóstico reservado. En el otro turismo, un Renault Laguna, iban cuatro estudiantes universitarios de los cuales tres fallecieron: Anaís (18), Ariel (20) y Álvaro (21).
Volvían del Hogar del Jubilado
El Opel Vectra impactó frontalmente con el Renault Laguna dejando los coches totalmente destrozados. Por detrás venía un Mercedes que impactó contra el coche de los jóvenes, quedando sus dos ocupantes heridos. Un cuarto coche, un Volvo, pudo esquivar los dos vehículos pero no el Opel Vectra.
El balance final del peor accidente en lo que va de 2022 en España es de cinco muertos y cuatro heridos. El origen parece ser un despiste del conductor de avanzada edad que iba al volante del Opel Vectra. Vicente y su mujer, Carmen, junto con una amiga Luisa, volvían de pasar la tarde en el Hogar del Jubilado.
Los paneles de la carretera advirtieron de la presencia de un coche en contra dirección, y tres patrullas de la Guardia Civil salieron a su encuentro. Otros conductores relataron después haberse cruzado con el kamikaze. Desafortunadamente, los agentes no estuvieron a tiempo de evitar la colisión mortal.
Tres víctimas muy jóvenes
En el Renault Laguna viajaban cuatro estudiantes que se dirigían hacia el campus de la Universidad Politécnica de Valencia, en Alcoy. Ayer tenían que reanudar las clases del segundo semestre, pero la tragedia se cruzó en su camino. En un tramo de la autovía sin iluminación se encontraron de frente con el Opel.
Anaís, de 18 años, Ariel, de 20, y Álvaro, de 21, murieron casi en el acto. Víctor, el cuarto ocupante, resultó herido pero salió por su propio pie para ayudar a sus amigos. Ahora se encuentra en observación por unas manchas de sangre en el pulmón, aunque su vida no corre peligro.
Los Bomberos tuvieron que excarcelar a varias víctimas del amasijo de hierro. Los cuerpos fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal, y hoy han sido entregados a sus familias. Está previsto que mañana se celebren los funerales por los tres jóvenes, en medio del dolor que sacude el entorno de las víctimas.
Un espectáculo dantesco
Los bomberos que participaron en el rescate describen la situación como un espectáculo dantesco, “uno de los más complicados” con los que se han encontrado. Por su lado, los investigadores tratan de localizar el punto en el que se produjo el fatal despiste. Saben que el coche procedía de la A-7, y no de la A-35.
La rotonda de salida por donde pudo haber accedido el Opel Vectra en dirección contraria se construyó por motivos de seguridad. Habrá que esclarecer ahora cómo se pudo colar por ahí, y si puede haber algún fallo de seguridad. Además, la tragedia ha reabierto el debate sobre los conductores de avanzada edad.
La DGT quiere endurecer la renovación del carné para los mayores, con test más completos y un plazo de renovación más corto. Sin una fecha concreta, la autoridad tiene la intención de cambiar el sistema actual. Actualmente, los mayores de 65 años tienen la obligación de renovar el permiso cada cinco años.
Se reabre el debate
Según las estadísticas, el 30% de los fallecidos en accidentes de tráfico son mayores de 65 años. Cuando las víctimas son peatones o ciclistas, el porcentaje aumenta al 50%. Los datos indican que en España hay dos millones de conductores mayores de 65 años.
Los expertos recuerdan que la edad es un factor muy influyente en la pérdida de facultades al volante, y eso obliga a imponer más restricciones. La vista es el órgano que más participa en la conducción, y es precisamente el que más rápido se degenera en los ancianos. Otro factor decisivo en ese sentido son los reflejos.
La idea es volver al sistema de 2009, cuando a partir de los 65 años se tenía que renovar el permiso cada dos. Las medidas de prevención vial han conseguido reducir las muertes en carretera de forma muy significativa en España, en los últimos años. Pero garantizar las condiciones psicofísicas de todos los conductores sigue siendo crucial.