Lardero, La Rioja, tarde del jueves. Un niño de 9 años juega con otros en un parque cuando de repente desaparece. La pista para encontrarle la dará una de las niñas que estaba ahí: le ha visto irse con un hombre de mediana edad que días antes había intentado llevársela.
El rastro lleva hasta el domicilio de Francisco Javier López Almeida, en libertad condicional por un crimen cometido en 1998. Los peores presagios se hacen realidad al encontrar al menor sin vida dentro del portal, junto al asesino. A partir de ahí, la situación se descontrola y los vecinos intentan tomarse la justicia con su mano.
La tensión va en aumento hasta que Francisco Javier es sacado de allí en coche, protegido por la policía. Los vecinos están indignados porque ya habían advertido otras veces de las intenciones de este sujeto. En su historial de sangre consta el llamado ‘crimen de la inmobiliaria’, que pone los pelos de punta.
Quedaron con la excusa de ver un piso
Francisco Javier Almeida fue condenado a 30 años de cárcel por un crimen en 1998, y salió en libertad condicional en abril de 2020. Anteriormente había sido condenado 7 años por agresión sexual. Su currículum se amplía ahora con el presunto asesinato de este niño.
La primera víctima mortal de Francisco Javier se llamaba María del Carmen López, tenía 30 años, y trabajaba en la inmobiliaria San Martín, en Logroño. La tarde del 17 de agosto, el asesino se presentó con la excusa de visitar un piso en venta y quedaron para las 20:30 horas. Lo tenía todo en la cabeza, y ejecutó su plan con frialdad.
Mientras la joven le enseñaba las instalaciones, él la empujó sobre la cama y le produjo 17 cortes superficiales y uno de muy grave que le seccionó la tráquea. Antes de acabar con su vida la agredió sexualmente y le mordió con violencia los labios. Finalmente le clavó el cuchillo en el corazón hasta matarla.
No murió con la primera puñalada
Francisco Javier se declaró culpable del delito de asesinato e inocente del de violación. Los peritos confirmaron que María del Carmen no murió con la primera puñalada, y describieron “un sufrimiento horrible”. Así lo reconoció también el jurado, y fue clave para condenar al acusado a la pena máxima: 20 años por asesinato y 10 por agresión sexual.
La inusitada violencia que empleó el asesino sobre su víctima llamó poderosamente la atención del jurado. Los forenses dictaminaron que Francisco Javier no padecía ningún trastorno mental. La conclusión de los expertos fue tan rotunda como inquietante: empleó tal brutalidad para sentir placer sexual.
Según la sentencia, asestó varias puñaladas a la víctima “con ánimo de excitarse sexualmente cuando ella todavía se encontraba con vida”. Esto ayuda a entender el alcance de la perversión de este criminal. Sin embargo, solo cumplió cuatro años de la primera condena, y a pesar de ser reincidente, solo ha cumplido 22 de la segunda.
Una denuncia tres días antes
Al salir de la cárcel se estableció en Landero, una zona residencial a pocos kilómetros de Logroño. Allí alquiló un piso junto a un colegio y un parque donde suelen ir a jugar los niños. Según los vecinos, había intentado varias veces engañar a los niños y llevárselos.
Tres días antes del crimen de anoche, la Guardia Civil recibió la denuncia de un intento de rapto por parte de este hombre. La niña asegura que un sujeto de mediana estatura y con el pelo gris se le acercó y le dijo: “¿Te vienes a jugar con mi hija Sara?”.
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La policía asegura que la descripción de la niña no se corresponde con la de Francisco Javier. Sin embargo, el método del secuestro ha sido muy parecido. Para llevarse el niño a casa, el detenido le dijo que le iba a comprar un cachorro.
Fuentes de la investigación aseguran que la causa de la muerte habría sido la asfixia. Sin embargo, están a la espera de los resultados preliminares de la autopsia. El trágico suceso causó una gran indignación en el vecindario, donde creen que esta muerte podría haberse evitado.
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