La vida de Sergio se hundió el pasado 31 de mayo. María Cristina, su ex pareja, asesinó a la hija de cuatro años que tenían en común, Yaiza, en Barcelona. Desde entonces, su caso se ha visto silenciado y eclipsado por el de las niñas desaparecidas de Tenerife.
La familia paterna de Yaiza rompió el silencio para denunciar el abandono mediático e institucional que sintieron. Ahora, el padre de la pequeña ha hecho pública una carta en la que por primera vez expresa de forma directa sus sensaciones.
En la carta se dirige directamente a Anna y Olivia: «Cuánta tristeza, desde casa cruzaba los dedos deseando que aquel monstruo no lo hubiera hecho». «Nadie, y menos aún un padre, puede creerse con el derecho de decidir cuando acaba la vida de sus hijas», añade.
En su alegato asegura que «los niños tendrían que ser felices, la infancia debería ser sagrada. Pero el machismo no lo entiende, e incluso utiliza a las personas más vulnerables para hacer daño a las madres».
Sergio deja claro que el machismo es «una lacra que tenemos que seguir combatiendo como sociedad, sin relajarnos, hasta conseguir erradicarlo». El objetivo, dice, es «que todas las mujeres y niños puedan sentirse seguros».
Sergio se dirige a Beatriz Zimmermann
También se dirige a Beatriz, a la que transmite todo su apoyo y solidaridad: «Ojalá algún día pueda ser suficientemente fuerte para ayudarte si crees que puedo serte de alguna ayuda». Sergio y Beatriz están unidos ahora por un «terrible dolor».
«Yo también perdí a una hija el pasado 31 de mayo», afirma, «nunca había sentido tanto dolor, y no creo que deje de sentirlo». Según describe, «su madre no mostró ningún respeto a la vida de Yaiza, y se la llevó con el único objetivo de hacerme daño».
«No le importó que solo tuviera 4 años y toda una vida por delante. Aún no había aprendido a nadar o a montar en bici», sigue diciendo, «aún le quedaban por soplar muchas velas de cumpleaños».
Sobre la madre de Yaiza, lo deja claro: «Ella también es un monstruo, todos lo son. Ahora me pregunto cómo no lo vi». Sergio se siente responsable: «No puedo dejar de pensar que le he fallado a mi hija. Perdóname, cariño, lo hubiera dado todo para protegerte de cualquier peligro».
‘Que se acuerden de ella’
Estos días, el papá de la niña se ha sentido acompañado por su familia, amigos y vecinos. Pero siente tristeza por el abandono sufrido: «Hoy en su pueblo habrá un minuto de silencio. Han pasado tres semanas. Hubiera preferido que fuera antes».
Asegura que el ayuntamiento ha estado en todo momento a su lado, pero ha echado en falta la condena unánime del resto de instituciones. «Muchas optaron por no hacerlo. No es mi intención reprocharle nada a nadie, pero quiero hacer una reflexión pública», señala.
Su petición es que se acuerden de la víctima, que es su hija, y que se olviden de él. «Que se olviden incluso del monstruo, que espero que rinda cuentas con la justicia. Que piensen en ella, se llamaba Yaiza y tenía 4 años», concluye.
No quiere ser utilizado
El caso de Yaiza ha generado una gran polémica. Los contrarios a la ideología de género acusan al Gobierno de olvidarse de las víctimas menores cuando el asesino es la madre. Pero Sergio avisa: no quiere ser utilizado por nadie.
En su carta lo deja claro: «Huyo de las lecturas políticas de ninguna clase. Si alguien quiere utilizar a los niños para hacerlas, tendrá todo mi menosprecio. Ojalá no le vuelva a pasar esto a nadie. Que ninguna niña sufra a manos de su padre o de su madre».
Acaba haciendo una petición a los medios de comunicación: «Hoy el pueblo se despedirá de Yaiza. Si alguien necesita fotos o vídeos, por favor, eviten los primeros planos y las imágenes incómodas».
«Daría mi vida por volver a hacer un puzzle a tu lado. Te amo y te amaré siempre. Sergio, el papá de Yaiza». Son las últimas palabras de un padre hundido, pero con la suficiente fuerza para pedir que su caso no sea utilizado, y que se recuerde a las víctimas.
El crimen de Yaiza
Sergio y María Cristina estaban separados y tenían la custodia compartida. La semana que ella tenía a la niña, llamó al padre para hablar con él. Le pidió una segunda oportunidad, como ya había hecho otras veces.
Se inventó que tenía un problema de salud y que no podía solucionarlo si él no volvía con ella. Sergio se negó, y ella le acusó de estar iniciando una relación con otra mujer. Fue entonces cuando decidió ejecutar el plan que llevaba pensando dos o tres meses atrás.
El lunes que su padre tenía que recogerla en el colegio, Yaiza no se presentó. La noche antes, Cristina le había dado un tranquilizante, y por la mañana la ahogó con una bolsa de plástico en la cabeza. Luego llamó a la escuela para decir que estaba enferma.
Acto seguido intentó quitarse la vida. Horas después, la Policía las encontró a las dos sin conciencia en su casa. La pequeña había muerto, y su madre se recuperó en el hospital. Confesó haberla matado para vengarse de su padre.