Esta semana lamentablemente se ha confirmado el cobarde y cruel asesinato de Anna y Olivia a manos de su padre, Tomás Gimeno. Este acababa con la vida de sus hijas para vengarse de su ex por separarse de él.
Unos días antes de que se localizará el cuerpo su hija mayor, se producía otro horrible crimen en nuestro país. María Cristina Rivas, de 35 años, mataba a su hija Yaiza, de apenas 4 años. Tras ser detenida, finalmente confesaba ante el que juez que a ella también la movieron los mismos motivos que a Gimeno, la venganza.
Así se recoge en la declaración que hizo este viernes a través de una videoconferencia. Preguntada por el móvil del crimen respondía de la siguiente manera: «Lo hice por cuestiones relacionadas con mi expareja». Contestaba desde el hospital donde está ingresada tras intentar suicidarse de una sobredosis de pastillas.
Se espera que en las próximas horas pueda entrar en la cárcel. Todo después de que el juez de instrucción 7 de Sant Feliu de Llobregat haya decretado su ingreso en prisión provisional sin fianza.
Acabó confesando que la mató y que lo tenía planeado desde hace tiempo
Los hechos tuvieron lugar el pasado 31 de mayo. Fue ese lunes cuando la mujer habría el cometido el crimen antes de intentar suicidarse.
Fueron los Mossos d'Esquadra los que localizaron los cuerpos de la niña y de su madre. Ambas se encontraba en su domicilio de la localidad de Sant Joan Despí, en la provincia de Barcelona. Fue la abuela de la niña la que dio el aviso a emergencia.
En esos momentos, la pequeña Yaiza ya se encontraba sin pulso y ya no se pudo hacer nada por su vida. Por otro lado, la mujer si pudo ser reanimada y trasladada a un hospital. Cuando se recupere, se espera que ingrese en un centro penitenciario.
La primera idea de la policía catalana era que el intento de suicidio se produjo nada más cometerse el crimen. Pero la autora del mismo acabó confesando que no fue así.
Explicaba que la noche anterior le había dado un Lorazepam a la niña y que esta ya no despertó. A la mañana siguiente, le puso una bolsa de plástico en la cabeza y la asfixió hasta la muerte.
Ese día, llamó al colegio de la niña para decir que no acudiría porque estaba enferma. También llamó al aparcamiento donde tenía alquilada una plaza, cerca de su trabajo, para pedir que no le renovarán el contrato.
María Cristina haría meses que habría estado chantajeando a su ex para que volvieran a estar juntos. Es más, haría dos o tres meses que se le habría pasado por la cabeza llevar a cabo el asesinato. Antes del fallido intento de suicidio, dejó cinco cartas cerradas de despedida para varias personas, entre ellas su madre.
La familia de la niña ha echado de menos apoyo institucional
La familia de la niña y especialmente su padre han lamentado el poco apoyo institucional que han recibido. «No han hecho ni un minuto de silencio, ni una condena pública. Las mujeres padecen este daño de forma estructural, eso está claro, pero en este caso solo pedimos una muestra de solidaridad con un padre a quien le han matado a su hija por venganza. Pasa muy poco, pero a nosotros nos ha pasado», afirmaba el propio padre en 'La Vanguardia'.
Tuvieron que pasar 8 días para que recibiera una llamada de la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà. Antes, solo había hablado con él la presidenta del Parlament, Laura Borràs que también condenó los hechos en Twitter.
La portavoz del gobierno catalán, Patrícia Plaja, acabó dándole el pésame el martes. Admitía que el acompañamiento a la familia «se podía haber hecho mejor».