Tras la ley antidesahucios y el aumento del salario mínimo interprofesional, Pablo Iglesias se lanza ahora a por el cambio en el ingreso mínimo vital. El vicepresidente segundo y líder de Podemos quiere modificar la ayuda a los hogares más vulnerables para acabar con los problemas burocráticos que impiden que llegue a muchas familias.
El anuncio de que el ingreso mínimo vital podría cambiar llega después de que el ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, reconociera que la ayuda no podrá llegar a muchos hogares por los obstáculos en los trámites.
Iglesias y Escrivá ya tuvieron un encontronazo a raíz de la ley antidesahucios, que al final salió adelante gracias a la mediación del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Ahora, la disputa viene a raíz del ingreso mínimo vital, la medida estrella del «escudo social» del Gobierno que Unidas Podemos logró adelantar debido a la crisis del coronavirus.
El ingreso mínimo vital fue solicitado por 1,2 millones de familias, pero solo llegó a 160.000 hogares. José Luis Escrivá reconoció hace unos días que la ayuda no llegará a la mayoría de los hogares porque «en la mayoría de los casos superan los niveles de renta y patrimonio» establecidos en los requisitos.
El ingreso mínimo vital fue la medida más destacada de las que el Gobierno puso en marcha para paliar las consecuencias de la crisis. Se trata de una ayuda que va de los 462 euros para una sola persona a 1.015 para familias numerosas. La idea inicial era que llegara a 850.000 unidades familiares, pero a día de hoy solo la han cobrado 160.000.
El problema reside en los obstáculos burocráticos que la Seguridad Social impone a la hora de realizar el trámite, y que hace que muchas personas acaben desistiendo. Tampoco ayudan los criterios de concesión, que lleva a la administración a denegar la ayuda a personas que en un principio entraban en la categoría de vulnerables.
El resultado es que la ayuda estrella del Gobierno de Sánchez para «no dejar a nadie atrás» ha fracasado estrepitosamente. Por eso Unidas Podemos, que en su momento se atribuyó el mérito de la medida, ha empezado a presionar para cambiar el trámite y los requisitos con el objetivo de que la ayuda llegue a más familias.
Piden una reforma urgente
El primer aviso lo dio Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, esta semana, al señalar al presidente del Gobierno la urgencia de una mejora «profunda e imprescindible» de forma urgente.
Podemos se encuentra en plena batalla con el sector económico del Gobierno, representado por la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, y el propio ministro Escribá. Las medidas antidesahucios, la prohibición de los cortes de luz, y la subida del ingreso mínimo vital están provocando división en el seno del Gobierno. Pero la formación de Pablo Iglesias sabe que el gran caballo de batalla es el ingreso mínimo vital.
Esta ayuda ya provocó las primeras desavenencias al inicio de la Pandemia. Podemos quiso acelerar la puesta en marcha de la ayuda por la urgencia de la crisis, aunque el sector económico era partidario de aplazarlo por la situación financiera de la Seguridad Social, que se encuentra en pleno debate sobre la sostenibilidad de las pensiones.
Meses después, el ministro Escrivá advierte que «se crearon expectativas excesivas sobre el ritmo al cual íbamos a ser capaces de llegar». Algo que no convence al sector de Iglesias, que habla de una «diferencia de concepto» ya que son partidarios de que la ayuda no llegue solo a los sectores más vulnerables sino también a las familias de clase media que han perdido sus ingresos.
Fracaso de las ayudas
Los únicos cambios a los que se ha referido hasta ahora el ministro tienen que ver con las personas vulnerables que se ven obligadas a compartir la vivienda. La norma se adaptará para que sean los servicios sociales quienes puedan acreditar esta situación para permitir el acceso de estas personas a la prestación.
La situación fue denunciada por Cáritas, que considera que «el diseño del ingreso mínimo y su desarrollo e implementación tienen a día de hoy importantes deficiencias». Según sus datos, el 40% de los hogares que acompañan no han solicitado el ingreso mínimo por falta de información, y de los solicitantes, el 70% está esperando una respuesta.
Unos problemas que se suman a otros obstáculos para pedir ayudas como el subsidio para empleadas domésticas. Según Cáritas, solo el 1% de las trabajadoras del hogar han cobrado el subsidio. El fracaso de muchas ayudas está aumentando el descontento social y cada vez hay más protestas en las calles, una situación que urge a Unidas Podemos a aumentar la presión en el Gobierno para que salvar su medida estrella.