Caleb Wallace era el líder del grupo estadounidense Defensores de la Libertad, contrario al uso de las mascarillas. Este joven de 30 años renegaba de ellas, pero el pasado sábado acabaría muriendo por coronavirus.
Había ingresado en el hospital hace un mes, pero su estado de salud se fue complicando con el paso de los días. Durante los últimos meses había organizado una campaña en contra del cubrebocas, siendo un negacionista más.
El coronavirus fue más fuerte que él. Su esposa Jessica fue la encargada de anunciar su fallecimiento. "
Caleb murió en paz. Vivirá siempre en nuestros corazones y mentes", escribió en la web GoFundMe. A través de esta plataforma ha comenzado una campaña para solicitar ayuda económica para afrontar los gastos del tratamiento médico.
Este joven se hizo popular en Estados Unidos en julio del año pasado. Se encargó de poner en marcha una protesta en la ciudad de San Angelo, en Texas. Allí, todos los participantes llevaban carteles contra el uso de las mascarillas y los cierres de negocios.
También rechazaban las evidencias científicas sobre el coronavirus y la cobertura que se ofrecía por parte de la prensa.
En abril, remitió una carta al distrito de San Angelo para que anularan todas las medidas de prevención contra el virus. Lo hacía mientras aguardaba la llegada de su cuarto hijo. Lo hacía sin ser consciente de todo el daño que estaba provocando el COVID-19 en todo el mundo.
Su esposa relató a un medio local que Caleb Wallace empezó a notar los síntomas del virus el pasado 26 de julio. Sin embargo, se negó a acudir a un centro médico y a realizarse pruebas. En vez de eso, decidió ingerir una serie de pastillas.
En concreto consumió grandes dosis de vitamina C, píldoras de zinc e invermectina, un medicamento antiparásitos. De hecho, los expertos solicitaron a la población que no utilizaran para contener los síntomas del COVID-19.
Este joven negacionista de las mascarillas aparecía con bastante frecuencia en los medios de la zona. Siempre mostraba su rechazo a las distintas medidas que habían implantado las autoridades para combatir la pandemia.
El 30 de julio la situación se complicó y acabó ingresando de urgencias en el hospital. Desde el 8 de agosto permaneció inconsciente y precisó de la ayuda de un respirador artificial. Y el pasado sábado comunicaron su defunción.
Un día antes su mujer quiso acordarse de él con un emotivo mensaje. "Era un hombre imperfecto, pero amaba a su familia y a sus hijas más que nadie. A quienes le deseaban la muerte, lamento que sus puntos de vista y opiniones los hayan lastimado", señaló.
Explicó que había rezado para que "pudiera salir de la enfermedad con una nueva perspectiva y un mayor respeto por la vida. No puedo decir nada más porque no puedo hablar por él", concluyó.
Wallace fue muy activo desde el comienzo de la pandemia. Siempre rechazó las normas impuestas por las autoridades sanitarias.
Contrario a las mascarillas y a las vacunas
Además de renunciar a las mascarillas, también tenía una opinión similar hacia las vacunas. Se mostraba contrario a la administración de estos fármacos.
En una de las últimas intervenciones públicas se mostró muy duro contra las medidas anticovid. "No noto la diferencia sí tengo la libertad de respirar aire libre o respirarlo detrás de esto". Lo hacía refiriéndose a las mascarillas.
Pese a los continuos mensajes de las autoridades para que la población acatara las normas, él siempre fue muy claro. "Lo siento si eso resulta tan contundente y no me importa. Me importa más la libertad que tu salud personal", dijo en alguna ocasión.