Una enfermera con una vía intravenosa

Miles de personas más que las que recoge Sanidad habrían fallecido en la segunda ola

Puede ser una clara consecuencia de la saturación hospitalaria

Una enfermera con una vía intravenosa
La falta de diagnóstico ha podido incrementar las muertes por cáncer o problemas cardiácos | iStockPhoto (Ivan-balvan)

Fue una de las cifras que más llamaron la atención a medida que avanzaba la primera ola de la pandemia en España la pasada primavera. Mientras que el ministerio de Sanidad daba un número oficial de muertes a causa del coronavirus otros estamentos como el Instituto Carlos III (ISCIII) ofrecían unos datos que demostraban que el exceso de mortalidad durante esos meses fue superior a lo reflejado por esa estadística. 

El sistema de monitorización MoMo del organismo público recogía que entre el período del 10 de marzo al 9 de mayo el exceso de mortalidad fue de unas 45.000 personas. De estos solo 27.000 fallecimientos se pueden confirmar como casos covid y los otros 18.000 serían muertes por otras causas o, si más no, no demostrables. 

Ahora se han dado a conocer las cifras referentes a lo que llevamos de segunda ola, que aunque inferiores, siguen mostrando un exceso de mortalidad no vinculable solo al coronavirus. Entre el 20 de julio y el 12 de noviembre habrían muerto 19.346 personas más de lo estimado. Suponen 8.000 más de las 11.000 que ha informado sanidad que han fallecido tras confirmarse con una prueba diagnóstica. 

La pregunta que se plantea es que si ahora, a diferencia de la primera ola, todas las muertes por coronavirus pueden ser confirmadas, que causa este exceso de mortalidad. Algunos expertos ven un claro vínculo con el colapso hospitalario que ha provocado retrasos en diagnóstico de enfermedades cómo el cáncer o directamente la muerte por falta de tratamiento. El miedo al contagio en los hospitales, puede haber incrementado el número de muertes por problemas cardíacos que se podrían haber evitado. 

Pueden crecer las víctimas de otras 'pandemias': problemas cardíacos y cáncer

Las estadísticas recogidas de la primera ola demuestran que el hecho que gran parte de los recursos sanitarios, tanto de personal como materiales, se focalizaran en la covid-19 acabado afectando a otras patologías. Desde la Sociedad Española de Cardiología apuntaban recientemente que las muertes por infartos se habrían duplicado en los últimos meses. 

Su vicepresidente, el doctor Héctor Bueno, explicaba a la cadena COPE que «Durante la primera ola de la pandemia se colapsó todo el sistema sanitario, se suspendió toda la actividad programada y se redujo muchísimo la actividad urgente, incluso los infartos agudos de miocardio». El presidente de la Sociedad, Àngel Cequier, comentaba también en la cadena SER que durante estos meses no acudían a urgencias posiblemente por qué «relativizaban los síntomas». 

Los dos coinciden en que esta segunda ola se ha reducido la mortalidad por problemas cardíacos. Aun así, Cequier recuerda que muchos pacientes Covid tienen actualmente «inflamación del corazón» y todavía faltan datos para saber si esto tendrá consecuencias a medio o largo plazo. Bueno explicaba que aunque ha mejorado la atención en urgencias se han aplazado la actividad en los quirófanos. De alargarse esta situación, a causa de cierta saturación hospitalaria, «va a ser muy difícil recuperar esa actividad y lo peor es que las consecuencias en los pacientes sean graves».

La Sociedad Española de Oncología también hablaba de una cifra preocupante: una reducción anormal de un 20% en los cánceres detectados. Oncólogos del Grupo Español de Cáncer de Pulmón también apuntaban una importante bajada de las consultas en abril de entre un 25% o un 35%, recogía 'Voz Pópuli'. 

El secretario general de esta última organización, el doctor Bartomeu Massuti advertía de las graves consecuencias de la pandemia en la cadena COPE. Aseguraba que «esta otra pandemia provocará 1.300 muertes más por cáncer de pulmón a causa de la Covid 19, ya que se prevé una caída de la supervivencia a este tumor cercana al 5%». Todo este incremento de la mortalidad provocado nuevamente por la falta de un diagnóstico.