El 16 de diciembre de 2020, a las tres y cinco minutos de la tarde, el mundo se detuvo para un niño de 12 años llamado Martín. Viajaba en el coche que un tren hizo saltar por los aires en un paso a nivel, enfrente de su casa. Nueve meses después, Martín no puede hablar ni moverse por él mismo.
Martín es el pequeño de tres hermanos con doble nacionalidad española y portuguesa. Son naturales de Galicia, donde vive parte de la familia materna, pero viven desde pequeños en la localidad portuguesa de Caminha. Fue allí precisamente donde murieron sus sueños.
Cómo ocurrió el accidente
El accidente que cambió para siempre la vida del pequeño Martín tuvo lugar cuando iba en el coche de la madre de un compañero del colegio. Al cruzar un paso a nivel, el vehículo fue violentamente arrollado por un tren. Los otros dos ocupantes salieron ilesos, pero Martín sufrió graves lesiones cerebrales y cervicales.
Desde entonces, Martín vive enchufado a una máquina que le ayuda a respirar. No puede hablar ni caminar, se alimenta por un botón gástrico y tiene tetraparesia (debilidad muscular en las cuatro extremidades). Se ha convertido en una persona totalmente dependiente.
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Ha sonreído por primera vez
Su madre afirma que Martín “es un guerrero que, por un infortunio, está librando una de las mayores luchas de su vida”. De un día para otro dejó de ser un niño feliz, y ahora pelea por recuperar la normalidad en la medida de lo posible. Dentro de la gravedad, hay razones para el optimismo.
Nueve meses después del accidente, Martín ha sonreído por primera vez. Sigue sin poder hablar ni moverse, pero ya está consciente. “Iba en el coche con su abuelo, le puso la canción que le gustaba de pequeño, y cuando le escuchó cantar sonrió”, explica.
Las ganas de Martín de salir adelante están pudiendo más, y el niño ha encontrado la forma de comunicarse con sus padres y sus hermanos. Lo hace mediante el movimiento de los párpados, y con algún movimiento voluntario de manos o piernas.
Una imprudencia al volante
La situación en la que se encuentra fue originada por una imprudencia. La mujer que conducía se saltó una señal, y tampoco vio al coche que estaba parado esperando a que las barreras se abrieran. Solo cuando el tren pitó y los niños gritaron se dio cuenta del desastre que se le venía encima.
Entonces aceleró y se llevó la segunda barrera por delante. Uno de los primeros en llegar al escenario fue el padre de Martín, que consiguió reanimarlo. Desde entonces, sus vidas cambiaron para siempre y emprendieron una batalla por la vida del niño.
La familia se ha trasladado
Martín fue sometido a cuatro meses de tratamiento y varias operaciones en el hospital de Oporto. Allí les dijeron que tenían que aceptar la situación y conformarse, pero no lo hicieron. A pesar de las graves lesiones medulares y cerebrales, sus padres decidieron buscar ayuda en una clínica privada de Braga.
Desde entonces ha pasado por un proceso de rehabilitación con el que ha experimentado algunos avances. Es difícil que Martín pueda recuperar la vida que tenía antes, con un montón de sueños que ya no podrán cumplirse. Pero sí puede ganar calidad de vida.
No saben si superará el invierno
Mientras, sus padres libran otra batalla para que la empresa aseguradora asuma la responsabilidad. La familia cuenta con algunos recursos para los gastos sanitarios, pero no son suficientes. “Necesitamos por ejemplo una silla de ruedas y una plataforma para bañarle”, explica su madre.
La situación es crítica y no saben si Martín va a conseguir resistir mucho tiempo. “Dicen que quizá no pase del invierno, porque es un niño ventilado las 24 horas del día”. Sus padres creen que los servicios públicos son insuficientes porque consideran al pequeño como un caso perdido en el que no vale la pena invertir recursos.
Una oleada de solidaridad
La conductora se niega a asumir la culpabilidad y eso les obliga a iniciar un proceso judicial. Solo con los recursos de la aseguradora podrían seguir adelante con los tratamientos. Y mientras, han aparecido una serie de iniciativas solidarias para ayudar a Martín.
El blog “Martín o guerreiro” recoge la decena de actividades para ayudar a su rehabilitación. Hay un número de cuenta para colaborar, pero también carreras solidarias, visitas guiadas, jornadas de pesca deportiva, partidos de fútbol y lucha.
En Tomiño, el pueblo gallego de su abuela, el 20 de noviembre tendrá lugar un evento con escuelas de baile, zumba y pandereteiras. La familia de Martín agradece tanta solidaridad con la esperanza de que su hijo salga adelante. Como advertencia de lo sucedido, recuerdan que le puede pasar a cualquiera y piden extremar las precauciones al volante.
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