Gijón está consternada por el suceso con el que se despertaba la ciudad este jueves 20 de mayo. Los cadáveres de una mujer de 70 años y su hija de 40, en avanzado estado de descomposición desde hace dos meses, fueron hallados a última hora de la tarde de ayer por la Policía Nacional en su domicilio de la calle Juan Alvargonzález.
María Elsa Candás Montoto era viuda y dependía para su movilidad de su hija, Vanessa Fernández Candás, que sufría desde hace tiempo serios trastornos mentales. Incluso la hija tuvo que ingresar en algunas ocasiones en la Unidad de Psiquiatría del Hospital de Jove.
El gato, que vivía con las fallecidas, devoró la cara de la madre
La investigación de estas impactantes muertes está actualmente en su fase más temprana, ya que el estado de descomposición de los cuerpos de ambas mujeres no hizo posible conocer en exactitud las causas de sus muertes durante la inspección ocular. Además, hay que reseñar que el gato que vivía con ellas devoró parte del rostro de la mujer fallecida de 70 años.
Es sabido que María Elsa Candás Montoto y Vanessa Fernández Candás apenas mantenían ninguna relación con el resto de sus familiares. Es sorprendente que el primer familiar de las fallecidas con el que se contactó para hacerse cargo de los trámites burocráticos no quiso ir a la vivienda. Finalmente, un sobrino y otros allegados de segundo grado sí acudieron al lugar del terrible suceso.
Su larga ausencia en los últimos tiempos no alertó a los vecinos, ya que «eran personas que no se relacionaban prácticamente con nadie y que pasaban mucho tiempo en casa. La hija cuidaba de la madre, que llevaba muchísimos años sin salir a la calle. La joven estaba mal y sabíamos que estaba a tratamiento psiquiátrico, pero nunca pensamos que fueran a acabar de una forma tan penosa», aseguraba José Manuel Fernández.
Un amigo de Vanessa dio la voz de alarma
Tanto los bomberos como varios miembros de la Policía Nacional fueron avisados por un amigo de Vanessa, que puso la voz de alarma tras más de un mes y medio sin poder contactar con la mujer. Fue ya dentro de la propia casa, donde los agentes comprobaron que ambas estaban muertas.
El cuerpo sin vida de la madre estaba en el suelo de su habitación, cerca de la cama, y el de su hija de 40 años se encontraba en otro cuarto junto a varios botes de pastillas tirados por el suelo. Las primeras hipótesis apuntan a que la joven podría haberse suicidado tras morir la madre por causas naturales, aunque todavía es pronto para sacar una teoría clara hasta que no se lleve a cabo la autopsia.
«Ellas nunca contaban el calvario que pasaban de puertas para dentro»
A partir de ahí, los agentes de la Policía Científica hicieron una primera vista de la vivienda, que destacaba por su desorden con ropa tirada en el suelo y otros objetos descolocados. Pasadas las ocho de la tarde se realizó el levantamiento de los dos cadáveres, que fueron llevados al Instituto de Medicina Legal, ubicado en Oviedo, para hacerles la pertinente autopsia.
La difícil vida de ambas, unidas por la enfermedad física y mental, acabó de la peor manera posible. «La madre siempre había cuidado de la hija, una persona enferma desde joven que nunca tuvo una vida normal. En los últimos años fue la hija la que tuvo que cuidar de su madre, cuando prácticamente no se podía cuidar ni de ella misma. Ellas nunca contaban el calvario que pasaban de puertas para dentro», aclara una vecina. Por otro lado, el funeral por las dos mujeres se oficiará mañana viernes en la iglesia de Lastres, a las cinco de la tarde.