El singular mundo de la tauromaquia sorprendió a los espectadores de 'Sálvame', este jueves, cuando los colaboradores desvelaban que la cabeza del toro que mató a diestro Paquirri estaba a la venta por unos 30.000 euros.
Como bien dijeron en el plató, es algo maquiavélico querer tener un toro protagonista de una muerte. Belén Esteban, conocedora de las rutinas del mundo taurino por su relación con el torero Jesulín de Ubrique, reveló que los lidiadores exponen en sus casas a las cabezas de los toros a los que les han arrebatado la vida: suponen un trofeo.
A propósito de ello, Chelo García Cortés señaló que en Cantora, en el comedor, también estaban las cabezas de los toros a los que les había dado muerte Paquirri. De hecho, confesó que se sentía intimidada cuando comía en casa de Pantoja porque sentía que aquellas cabezas de toro le miraban.
Sin embargo, la mejor anécdota del momento la dio Kiko Hernández. El colaborador confesó que sentía predilección por su mascota, su gato Chispitas, y no fue capaz de alejarse de él cuando el animal falleció por causas naturales.
Chispitas se convirtió en 'adorno'
En esta tesitura, Kiko optó por encontrar la manera en la que Chispitas siempre estuviera con él, por lo que tomó la decisión de disecarlo y colocarlo en casa, junto al sofá, tal y como indicó el colaborador en el programa. Sus compañeros quedaron estupefactos.
Carlota Corredera ensimismada por la confesión de Kiko, pausó el guion del programa para conocer más detalles acerca del gato disecado del tertuliano.
Según Kiko, el taxidermista le preguntó los detalles de cómo quería que su gato se colocara para el resto de la eternidad. El colaborador escogió una postura a caballo entre tumbado y acurrucado y «con los ojos cerrados», como si estuviera «dormidito».
El profesional le propuso ponerle ojos a su gato y dejarle siempre con los ojos abiertos, pero Kiko fue tajante: lo quería sin ojos. El motivo, según reveló este en el programa, no era otro que «no quiero levantarme por la noche y que parezca que se me va a tirar encima», confesaba Kiko entre risas.
Además hubo otro detalle que dejó a sus compañeros con la boca abierta. El gato disecado suena a hueco cuando se le toca, pero lo más llamativo es que parece que es de cartón piedra, afirmó Kiko.
Chispitas tiene compañero en casa
Es peculiar el amor de Kiko hacia sus gatos. Chispitas no ha sido la única mascota que el colaborador ha disecado una vez que el animal ha perecido. Su otro gato, Pulgas, que falleció en 1999 también yace junto a Chispitas.
Pulgas, un gato de color pardo, acompaña al colaborador incluso disecado. Kiko aseguró ← y, sus compañeros lo corroboraron ←que en el 2015, Kiko Hernández llevó a su puesto de trabajo a su gato disecado.
Chispitas ha sido como una especie de amuleto o de acompañante para el colaborador, ya que confiesa que, a veces, se lo ha llevado al trabajo guardado en su mochila. ¿Le traerá suerte?